Dueños de bazares chinos de Marín 'se inmunizan' ante posibles contagios

El miedo al contagio ha llevado a la gente a tomar decisiones extremas contra el coronavirus
photo_camera Xu Yuan en su negocio, parapetado tras una cortina de plástico. CEDIDA

Toda precaución es poca. Muchos ciudadanos se han tomado al pie de la letra esa frase en plena expansión del coronavirus, además de ataviarse de mascarillas, geles desinfectantes o guantes, complementos que últimamente no faltan entre la población.

Aquellos que trabajan de cara al público forman parte de ese colectivo con un poco más de riesgo de infección. Es por eso que algunos decidieron dar un pasado más con respecto a las medidas preventivas, incluso más allá de lo recomendado por los sanitarios.

Es el caso de Xu Yuan, un vendedor chino afincado en Marín desde hace ochos años, cuando decidió abrir su propio negocio en la rúa Lameira. Con la llegada del coronavirus a Galicia, después de ser de las pocas comunidades autónomas que se resistía, el propietario del bazar oriental decidió protegerse de posibles amenazas colocando un plástico de separación entre su puesto en el mostrador y el de la clientela.

MIEDO AL ESTORNUDO. "Lo coloqué ayer (por el jueves)", explicó Yuan, que todavía no ha cogido la soltura suficiente con el español. ¿El motivo de tal medida de protección? Evitar que cualquier persona le estornude o le tosa encima, un hecho que cualquier persona debería evitar, además de seguir las diferentes medidas de precaución del Ministerio de Sanidad, en la que recomiendan toser o estornudad hacia el codo.

Sin embargo, el dependiente no solo blindó el mostrador con un plástico (como el de las duchas), si no que se equipó con un gel desinfectante para lavarse la manos, el cual también pone a disposición de los clientes. A Xu Yuan le preocupa ser infectado por su labor hacia el público.

El dependiente, además, contó que desde que se vino para España no volvió a su país. Además, desconoce si en su entorno familiar o de amistad en China puede haber alguna persona infectada.

La preocupación extendida de este vendedor chino por el contagio del Covid-19 llamó la atención de muchos clientes que frecuentan el establecimiento. No fueron pocas las personas que se sorprendieron al ver al empresario y se tomaron su exceso de celo sanitario de forma simpática, al entender que la situación "no es para tanto".

De momento, en el resto de establecimiento de la villa marinense no se han tomado precauciones tan extremas. Eso sí, en algunos lugares, como las farmacias, han puesto a la disposición de los clientes botes de gel desinfectante para higienizarse las manos.

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