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Echábamos de menos a Rey

Carmela Silva ha bloqueado a Pepa Pardo en Twitter. Poca cintura...
JAVI Pachi Vazquez y Maria Rey presentan un nuevo partido: Espazo en Comun. En el Carabela.
photo_camera María Rey junto a Pachi Vázquez, durante la presentación de Espazo Común en Pontevedra. J. CERVERA-MERCADILLO

LUNES: Tres mujeres acribilladas a balazos en Valga por la inquina machista de un monstruo, otro más y van... Yo qué sé ya cuántos van ya. Lo peor de la violencia machista empieza a ser la frialdad con la que exponemos cifras y el escaso boquete moral que nos dejan las muertas. Con premeditación, delante de sus dos hijas pequeñas, descargó un cargador entero sobre su ex mujer. El segundo lo repartió entre su ex suegra y su ex cuñada. Se sintió con derecho a hacerlo, a tomarse la justicia de los cobardes por su mano, a llevarse por delante tres vidas y dejar laceradas muchas más, algunas en pleno proceso de aclimatación a la locura del mundo, como las de sus propias hijas. En algún rincón de su cabeza siempre se alojará esa imagen en la que José Luis Abet, pistola en mano, dejó de ser su padre para convertirse en el asesino de su madre, su abuela y su tía.

Martes:
Habrá elecciones generales en noviembre, como si las anteriores no hubieran sido más que un bello simulacro. En el fondo, subyace una raíz enfermiza: los ciudadanos votamos mal y a nuestros políticos no les queda otro remedio que castigarnos, ponernos una y otra vez ante las urnas para ver si, de una vez por todas, se nos ocurre votar bien. Ninguno de los cuatro grandes partidos se ha molestado en disimular su negativa a aceptar unos resultados que, en cualquier democracia madura, hubieran sido suficientes para conformar un gobierno. La pelea por el relato ha devorado, una vez más, el interés general de un país que volverá a votar en noviembre con la esperanza de que, al menos, no cese el espectáculo. “Lo único que me interesa es saber dónde votará Maroto”, me dice un amigo mientras despachamos café. En esto se está convirtiendo la nueva política: en un mal chiste de barra de bar.

Miércoles:
Carmela Silva ha bloqueado a Pepa Pardo en Twitter que, además de una herramienta para compartir opiniones e información, se ha convertido en una excelente vara de medir el talante de los usuarios. No es un buen gesto, el de la presidenta, que deja entrever muy poca cintura y cierta querencia por el sectarismo más arcaico, ese que nos empuja a rodearnos de afines y esquivar las opiniones contrarias. No parece el camino ideal para construir espacios comunes, que es lo que llevamos reclamando a gritos los ciudadanos desde que nos dimos la oportunidad de vivir en democracia y pelearnos en las redes sociales.

Jueves:
“Era un verano extraño, sofocante, el verano en que electrocutaron a los Rosenberg y yo no sabía qué estaba haciendo en Nueva York. Les tengo manía a las ejecuciones. La idea de ser electrocutada me pone mala, y eso era lo único que se podía leer en los periódicos, titulares que como ojos saltones me miraban fijamente en cada esquina y en cada entrada del Metro, mohosas e invadidas por el olor de los cacahuetes. No tenía nada que ver conmigo, pero no podía evitar preguntarme qué se sentiría al ser quemado vivo de la cabeza a los pies. Pensé que debía ser la cosa más terrible del mundo”.

Así comienza La campana de Cristal, de Silvia Plath, publicado inicialmente bajo seudónimo, poco después del suicidio de la autora. No encontrarán una lectura mejor si, como a mí, les gusta regodearse en la locura que nos rodea.

Viernes:
Vuelve María Rey a nuestras vidas, ahora de la mano de Pachi Vázquez, antiguo secretario del PsdeG-PSOE. La nueva aventura política del ourensano se llama Espazo Común y sus planteamientos suenan a vela de vainilla y clases de pilates, a vieja política disfrazada de nueva política. Me alegro por Rey, a la que empezábamos a echar de menos tras su abrupta salida de Ciudadanos y al eclosión de Goyo Revenga como nuestra particular Greta Thunberg. Parafraseando a mi óptico de cabecera, le deseamos a María que sea para bien.

Sábado:
Clara Aldán: ¿Quieres casarte conmigo?

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