Los campos de fútbol de A Xunqueira y el parking de tierra del Pavillón, en la operación

El Concello negocia la desafectación de los aparcamientos disuasorios de Mollavao y el Pavillón

El Gobierno local pide a Costas nuevas parcelas de suelo protegido al lado de los antiguos terrenos de Malvar, que se convertirán en un parque ►Los campos de fútbol de A Xunqueira también están en la operación
En el parking gratuito de Mollavao cabrían 185 vehículos
photo_camera En el parking gratuito de Mollavao cabrían 185 vehículos

El Concello de Pontevedra negocia la desafectación de varias parcelas situadas en suelo protegido. Una de ellas afecta al aparcamiento disuasorio de Mollavao. El objetivo de estas conversaciones, que se mantienen con el servicio provincial de la Dirección General de Costas, es la mejora de los solares, que seguirían conservando el uso público, pero que no estarían sometidos a los estrictos controles que determina su actual condición.

Además del parking gratuito de Mollavao, que dispone de 185 plazas, el Gobierno local también está interesado en otra parcela situada al lado de los antiguos terrenos de Malvar. A mayores, Pontevedra quiere resolver de una vez por todas el bloqueo administrativo para la compra de la finca que ocupaba la antigua constructora, que no puede venderse porque en la operación se incluyó por error un área afectada por Costas. El Ejecutivo nacionalista quiere convertir el solar que ocupaba Malvar en un parque público. La propietaria de la parcela, la inmobiliaria Altamira Asset Management S.L., vinculada al Banco Santander, todavía no ha solucionado los problemas catastrales.

El terreno en cuestión, valorado en 109.000 euros, tiene una superficie de 5.223 metros cuadrados, pero en el Registro de la Propiedad figuran 9.074. Precisamente esta diferencia, de 3.581 metros, es la que el Gobierno pontevedrés quiere desafectar para que el parque sea de mayor envergadura.

En paralelo a esta cuestión, la Concellería de Urbanismo ha dictado una orden de limpieza de la parcela de Mollavao a la firma Altamira, que se ha comprometido a adecentar la finca. Esta se ha convertido en una especie de vertedero, con residuos de todo tipo: desde mobiliario y material de oficina, hasta uralita con amianto.

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