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El día de la marmota

Salvo contadas excepciones, los partidos políticos carecen de líderes sólidos


BILL MURRAY interpretó en 1993 el personaje principal de ‘El día de la marmota’, que en España se estrenó bajo el título de ‘Atrapado en el tiempo’ y aun a riesgo de equivocarme, a veces tengo la sensación de que vivimos en un bucle e incluso que algunas cosas ya las hemos vivido, como si fuera un ‘'dejà vu'’. Pero muy al contrario de lo que sucede en la película de Denzel Washington no podemos viajar al pasado para cambiar el futuro ni, como en ‘El Ministerio del Tiempo’, para evitar que se reescriba el pasado y no cambie la historia.

Que nadie se preocupe, no pretendo escribir un ensayo sobre la posibilidad de viajar en el tiempo, ni mucho menos sobre lo que hubiese podido pasar si…, por ejemplo, Rivas Fontán no le hubiese dicho 'no’' a don Manuel cuando éste le ofreció liderar la candidatura del PP a las municipales en 1999 en vez de Juan Luis Pedrosa. ¿Hubiesen cambiado los resultados? Posiblemente no, pero eso ya da igual. Lores fue proclamado alcalde y Rivas Fontán comprobaría pocos años después que el PP tiene memoria, y algunos aprovecharon ese ‘'no’' para acabar con sus aspiraciones a presidir la Deputación de Pontevedra y para jubilarse como diputado nacional.

Decía Adrián Rodríguez, periodista y autor de las memorias del político pontevedrés, que Pontevedra está en deuda con Rivas Fontán y, para evitar algún que otro sudor entre los políticos locales, aclaraba que ‘'Pepiño da Gándara'’ no tiene intención de volver a la política activa.

Menos mal, debió pensar alguno, porque la presentación de las memorias superó todas las expectativas y dejó claro que Rivas tiene más amigos que detractores, aunque, evidentemente, estos últimos no se pueden contabilizar, pero a estas alturas todos sabemos que '‘habelos hainos'’.

Decía al principio que tenía la sensación de volver a vivir ‘'el día de la marmota'’ porque ahora, al igual que antes, parece que los partidos adolecen de líderes sólidos salvo contadas excepciones, tanto a nivel local como autonómico o nacional.

Entre esos líderes en Pontevedra no se discute ni a Miguel Anxo Fernández Lores (BNG), ni a Alfonso Rueda y Ana Pastor (PP) ni, por supuesto, a Carmela Silva (PSdeG-PSOE). Todos los demás están cuestionados en mayor o menor medida.

No les voy a aburrir con las crisis internas, luchas de egos, movimientos de sillas, codazos, subterfugios y todo tipo de tretas que se están produciendo en los principales partidos porque la mayoría tienen lugar puertas adentro. Mucho me temo que en algunos casos, después de las elecciones generales o de las autonómicas todo saltará por los aires, porque después del postureo al que vamos a asistir llegarán los ajustes de cuentas y las traiciones.

Ahora estamos en el momento de las propuestas, de los discursos y de las descalificaciones.


Listas cerradas

Mientras nuestros políticos no se atrevan a modificar la ley electoral seguiremos votando para el Congreso, los Concellos y la Xunta por listas cerradas, todo lo contrario de lo que sucede en el caso del Senado.

Los cambios en las listas fueron producto de esas crisis de las que les hablaba antes.

En el PP, Ana Pastor sigue siendo la cabeza de lista; en el PSOE vuelven a confiar en Dolores Galovart; en el BNG, tras la espantada de Carme Adán, Luís Bará intentará que los nacionalistas vuelvan a tener voz en Madrid; las Mareas mantienen a Alexandra Fernández y Ciudadanos apuesta por María Rey.

Los expertos vaticinan la repetición de los resultados del 20D, pero el PSOE y en las Mareas no acaban de verlo tan claro. Hay quien está ya con la mosca detrás de la oreja y no se descartan sorpresas.

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