En su primera jornada grande la Festa da Sidra e da Mazá se puede resumir en una palabra: éxito. La apertura de los puestos y la Carrera Pinga Pinga han conseguido reunir a casi mil personas, la cifra que la organización intentaba conseguir.
De esta manera, la tradicional fiesta de Santo Tomé recupera el fuelle que en estos últimos tiempos había perdido.
Pero para alcanzar estos buenos números ha habido mucho trabajo previo, sobre todo en lo concerniente al producto estrella que justifica la asistencia: la sidra. Un proceso que tiene unos pasos marcados: "Ocho días antes de la fiesta empezamos con la recogida de la manzana, para lo que hacen falta más o menos 25 personas. Alcanzamos la cantidad de 1.000 kilos", relata Manuel González, presidente de la Comisión que organiza la fiesta. Dos días después de recoger el producto, "se tritura y se deja reposar otros dos días. El siguiente paso es prensarla y, de ahí a los barriles", resume el presidente.
"Lo único que queda es beberla", el paso más codiciado por todos. El tiempo que pasa la sidra en el barril es más o menos una noche. "Nosotros terminamos de meter todo el mosto sobre las once y a las diez de la mañana ya estábamos sirviendo la sidra". Ahora, el deseo de Manuel y de todos los que han trabajado es el de que asista la gente suficiente para que "queden todos los barriles vacíos".
RETOS A CONSEGUIR. Frente a la que se produce en Asturias, la sidra de Galicia no cuenta con Denominación de Origen Protegida y eso que en la comunidad el cultivo de manzana llega a las 85.000 toneladas, lo que supone una producción de dos millones de litros de sidra. Desde Santo Tomé seguirán luchando para dar salida a la manzana gallega que este año, debido a las altas temperaturas, ha salido más pequeña de lo habitual. A pesar de ello, sí hay sidra y este fin de semana es el momento de beberla.
