Opinión

El dinero siempre decide

Todo son fugas y planes de contingencia, también desde Galicia, ante el conflicto catalán

HABLA EL dinero. Y reclama su derecho a decidir. Y decide. Los primeros han sido los bancos, muy atentos a sus depósitos y a su cotización en Bolsa, a la baja esta semana, con la mente puesta además en sus accionistas internacionales, fondos de inversión, y en lo mucho que se les puede encarecer la financiación en los mercados mayoristas. Habla el dinero y lanza mensajes. Lo hace con hechos. Sabadell y Caixabank dejan Barcelona por Alicante y Palma. Un cambio de domicilio social que supone un mayúsculo apercibimiento ante el conflicto por la deriva secesionista en Cataluña. Ni declaración unilateral de independencia ni suspensión de la autonomía. No esperan. Toda la presión para un gobierno en práctica rebeldía, el de Puigdemont y Junqueras. El dinero corre y acaricia la afrenta, porque los bancos catalanes no se van a Madrid. Calculada, casi concertada, decisión.

Y tristes carambolas de esta crisis, compañías como Gas Natural-Fenosa, con su decisión de estudiar todas las alternativas en un consejo de administración convocado en la tarde del sábado, a punto estuvo de devolver a Galicia, aunque fuera por accidente, lo que un día Galicia vio marchar y no logró recuperar. A Coruña y Madrid fueron las alternativas que el consejo de la filial energética de Caixabank barajó para trasladar su domicilio social. El apéndice "Fenosa" como coartada. No pudo ser. Finalmente pesó más lo práctico y lo que queda de Unión Eléctrica Madrileña, y Gas Natural opta por la capital de España.

Lo cierto es que la decisión del equipo de Fainé poco cambiaría la relación de Gas Natural-Fenosa con Galicia. Es verdad que pasaría a pagar en A Coruña impuestos como el de Actividades Económicas, sobre todo, que es de recaudación municipal. Pero poco más. Sociedades, que grava sus beneficios y es piedra angular de la política de recaudación de la Agencia Tributaria, es un impuesto estatal. Da igual dónde se pague.

Galicia se juega mucho más que un táctico cambio de sede en el conflicto catalán. Y también algo más que eventuales distorsiones en un nuevo modelo de financiación autonómica del que nadie ahora se atreve a hablar. Sin ir más lejos, más allá de la presencia de entidades como Caixabank o Sabadell en Galicia, con una sólida red de oficinas y filiales como el Banco Gallego, en manos de la entidad de Josep Oliú, ambos gigantes financieros son los accionistas de control de Pescanova. Caixabank y el Sabadell, que un día fueron sus acreedores, suman hoy en día casi el 40% del capital de la multinacional pesquera.

¿Y las empresas y los empresarios gallegos en Cataluña? Se trata quizá del mayor y mejor organizado lobby de intereses gallegos en el exterior. Julio Fernández y su hermano Carlos (Filmax), Amancio López (Hotusa) y José Castro Sousa (Hesperia) son los nombres propios de una organización que se ha mostrado, de forma contundente, a favor del cumplimiento de la legalidad, aunque, lamentablemente, con escaso eco en su tierra. Treinta años lleva la asociación hilvanando intereses y ejerciendo de anfitrión de cuanto gallego se deja caer por Cataluña. Y catalán de adopción es el vigués Antón Costas, hasta hace nada presidente del influyente Círculo de Economía.

Zara no solamente vende en Cataluña. También fabrica allí. Dos de las siete empresas de capital gallego de mayor dimensión cuentan con centros fabriles repartidos por la geografía catalana. Inditex distribuye sus centros logísticos por Tordera, Palafols y Sallent, y tiene como socio en unas de sus cadenas, Stradivarius, a una familia catalana, fundadora de la compañía. Y en Tordera tiene la compostelana Finsa, el líder nacional maderero, una fábrica auxiliar. La multinacional francesa Lactalis, desde Vilalba, donde está domiciliada su central de compras para España, controla una planta en Lleida, que comercializa para el mercado catalán la marca "El Castillo".

"Que el seny que tanto admiramos se imponga", clama el lobby de empresarios gallegos en Cataluña, formado actualmente por más de trescientos miembros. Unos y otros, gallegos y catalanes, explican, "estamos unidos por una fuerte y arraigada base cultural, un talante valiente e innovador, una forma de hacer sin complejos y un intenso sentido de la colectividad". ¿Será suficiente? Llegados a este punto, por desgracia, la pregunta se responde sola.

"En España no se va a romper nada". Lo dijo un día la difunta Rosalía Mera, cofundadora de Inditex, a cuento de la aprobación del Estatut catalán, con el Gobierno de Rodríguez Zapatero. ¿Afirmaría hoy lo mismo la mujer que dio las primeras puntadas a ese proyecto que es ahora el gigante textil?

Quintás habla, pero ya nadie le escucha

FUE el eterno "segundo" de José Luis Méndez en los buenos tiempos de Caixa Galicia, cuando ocupó la dirección general adjunta, entre 1984 y 1994. Y Núñez Feijóo, en 2009, recién aterrizado en San Caetano, no dudó de tirar de él y le ofreció la Consellería de Economía, puesto que rechazó. Juan Ramón Quintás Seoane es un gallego de A Coruña que ejerce. Lo hizo durante muchos años en la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), la patronal de estas entidades, de la que fue presidente. Hasta que la crisis también se lo llevó por delante. Ahora peina 74 años este catedrático que ha ejercido en las universidades de Santiago y A Coruña. Sin embargo, su estrella brilló en su etapa en la CECA. Ahora, con mucho menos lustre, Quintás sigue dando algunas lecciones para quien las quiera escuchar. Esta semana se ha dejado caer por la comisión parlamentaria que investiga en el Congreso la crisis financiera. Muy lejos de esbozar algo parecido a un acto de contrición, nos topamos con un Quintás que re parte culpas a diestro y siniestro, gobiernos y comunidades autónomas, sin reparar en los responsables de las cajas y su delirante carrera hacia ninguna parte con tal de engordar sus balances a cualquier precio. Especial inquina muestra el profesor Quintás hacia las autonomías, importantes impulsoras de malas prácticas, a su juicio. "No era la naturaleza jurídica de las cajas, sino comportamientos de gestores que, en ausencia de sanciones ejemplarizadoras que los reprimiesen, se extendieron peligrosamente por el sector al cobijo de la fuerte expansión económica", dice. Ya. Esos gestores, los suyos, de rositas. Como Méndez.

Juan Carlos Escotet, Abanca va en serio en la puja por la red de Deutsche Bank

NO se puede decir que no esté en el partido. Juan Carlos Escotet quiere que Abanca crezca, y que lo haga por todo el territorio nacional, una vez superados los corsés de Bruselas tras la millonaria inyección de ayudas previa a la subasta de Novagalicia. Viene todo esto a cuento de la recta final para la compra de la filial en España de Deutsche Bank. Se trata de un negocio minorista repartido por unas 230 sucursales, más de 2.500 trabajadores y unos 650.000 clientes. Caza mayor. Como referencia, Abanca cuenta actualmente con unos 4.000 empleados y un total de 668 sucursales. En la recta final de la operación también está el BBVA y Credit Mutuel, socio francés del Popular. Abanca ya estudió hacerse con Liberbank, el octavo banco cotizado fruto de la fusión de las cajas de Asturias, Extremadura y Cantabria. Con estos movimientos, queda claro que Escotet juega un papel, desde Galicia, en la reordenación del mapa bancario.

José María Arias, Una guera contra el banco del que fue vicepresidente

HA dado el paso. En plena reinvención de la Fundación Barrié de la Maza, que preside, José María Arias ha optado por abrir la segunda vía jurídica contra la resolución del Banco Popular, del que era vicepresidente cuando cayó fulminado y pasó al Santander. Arias ya llevó ante la Justicia europea la resolución del banco, y ahora toca otra vuelta de tuerca con el recurso contencioso administrativo presentado esta misma semana en la Audiencia Nacional. Arias parece ajeno a las advertencias de Luis de Guindos, cuando avisó de que algunos consejeros y accionistas estaban, en la práctica, denunciándose a sí mismos. Arias fue vicepresidente con Ángel Ron y con Emilio Saracho al frente del Popular. También era vocal de la comisión delegada, el sanedrín del banco, y de la de auditoría. ¿Se estará denunciando a sí mismo? Pues todo parece indicar que sí. Qué cosas.

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