Salcedo gana la batalla

La Comunidade de Montes de la parroquia se vuelca en poner en valor los espacios recuperados, una vez que Defensa ha retirado los últimos restos de la 'aldea afgana' que utilizaba la Brilat para sus maniobras
Fernando Pintos muestra el terreno en el que antes se ubicaba la aldea afgana
photo_camera Fernando Pintos muestra el terreno en el que antes se ubicaba la aldea afgana

Ya no hay paredes de bloques, ni farolas o señales de tráfico simulando una ciudad. No quedan ni siquiera los restos de lo que en su día funcionó como escenario para que los soldados de la Brilat realizasen sus maniobras. La ‘aldea afgana’ creada en el monte de Salcedo para los entrenamientos ya es historia, al igual que la réplica de la calle en la que los miembros del Ejército llevaban a cabo prácticas de guerrilla urbana, la caseta de tiro o los socavones abiertos en el monte de los comuneros.

Los militares iniciaron en los últimos días la retirada de los últimos escombros y, aunque todavía faltan algunos trabajos de acondicionamiento del terreno, la zona forestal ya va recuperando su aspecto original.

Desde septiembre, los comuneros de Salcedo llevan invertidos en el monte 111.600 euros, según explica su presidente

El poblado ‘afgano’ ocupaba aproximadamente unha hectárea y media y, ahora que la parcela ha quedado vacía, la intención de la Comunidade de Montes de Salcedo es reforestarla. «O próximo inverno plantaremos carballos nunha parte», explica el presidente de la entidad, Fernando Pintos. «Máis alá, onde tiñan soterradas tubaxes para simular túneles para as manobras, agora medran os castiñeiros que prantamos hai dous anos».

En los alrededores han puesto ya pinos comunes y mansos, cerezos y más castaños, con la intención de volver a poner en valor una zona por la que discurre una ruta natural de senderismo denominada ‘Ruta dos Sete Camiños’ y calificada como Espazo Natural e Arqueolóxico.

A solo 640 metros de donde hasta no hace mucho se situaban las fachadas de bloques para las maniobras están también los petroglifos de Pumariño y, aunque la Mámoa de Louredo ha desaparecido, aún se puede ver el cartel que indicaba su situación.

Tal y como añade Pintos, este espacio recuperado por la Comunidade de Montes es rico en restos rupestres y, ahora que los militares han retirado de allí lo que quedaba de sus infraestruturas de entrenamiento, será accesible para que cualquier vecino pueda acercarse a pasear y disfrutar de un enclave arqueológico en plena naturaleza.

«Hai varios días o antropólogo Rafa Quintía atopou alí restos de cerámica de gran antigüidade», afirmó.

La antigua ‘aldea afgana’ no es lo único que va recuperando su aspecto forestal. El camino que llega hasta ella también está experimentando una importante transformación. Así, la Comunidade de Salcedo ha limpiado una amplia superficie que estaba cubierta de mimosas, consideradas como una especie vegetal invasora: «Foran plantadas nos anos 50 nunha parcela polo centro forestal de Lourizán e espalláronse como unha praga. As que había cara a parte de abaixo do camiño xa as eliminamos todas e no seu lugar plantamos castiñeiros. Agora quedan por quitar as da parte de arriba», precisa el presidente de los comuneros.

En la penúltima semana de junio, los militares desescombraron también los restos de lo que en su día funcionaba como réplica de una calle para entrenamientos de guerrilla urbana.

«Pretendemos darlle a esta zona a súa pendente orixinal, para que se pareza o máis posible a como estaba antes de que o Exército construira as súas infraestruturas. A nosa idea é levalo a cabo cando se desfaga o campo de tiro. Están facendo un novo máis arriba», cara a San Xulián. «Alí non molestan a ninguén, porque non hai casas preto. Nós nunca nos opuxemos ás obras en si, senón ó emprazamento no que se fixeron nun principio. A xente de por aquí vivía con angustia, porque o campo de manobras estaba a 200 metros das casas máis próximas. Explosionaban coches, había buratos de todo tipo...», relata.

Ahora que los militares están retirando los últimos restos, la Comunidade de Montes está realizando un seguimiento para corroborar que todo se está ejecutando tal y como figura en el convenio suscrito con Defensa. Dicho acuerdo se firmó en julio de 2014 y daba al Ministerio un año y medio (a contar desde el 1 de enero de 2014) para demoler la ‘aldea afgana’ y la réplica de la calle.

«Eles están cumprindo o convenio e existe unha correcta colaboración entre as partes. O logro foi conseguir que nos deixaran toda esta superficie libre para os veciños e que non a seguira ocupando o Exército», precisa.

áreas recuperadas. Esa recuperación que los vecinos van llevando a cabo en estos espacios se puede ver ya en algunas zonas. Donde antes estaba una gran caseta de tiro de dos plantas con galerías, ahora hay vegetación. En sus inmediaciones, prepararon un sendero que da continuidad a la ruta ‘Salcedo no tempo’, procedente de Os Gafos. «De aquí ó Gafos haberá uns sete quilómetros e hai xente que chega andando ata esta zona e ata os petróglifos», dice el presidente de la entidad.

Además, construyeron un puente de madera y una fuente.

«A ponte fixémola no mes de abril os membros da directiva. A fonte, coñecida como ‘dos Frairas’, é de auga potable e a pedra na que está a billa é a orixinal que se fixera en 1997. Quixeran preparar a fonte daquela, pero ó final non o fixeron e a pedra quedou abandonada. Agora recuperámola».

También reforestaron con multitud de frondosas: «En todo o noso monte, nos últimos tres ou catro anos, levamos plantados 7.000 castiñeiros, 600 freixos, 1.750 bidueiros, 400 carballos, 8.600 piñeiros comúns, 300 piñeiros mansos, cerdeiras, ameneiros, etcétera».

Actualmente, la Comunidad está pendiente de un permiso de Augas de Galicia para acondicionar los márgenes del río que atraviesa dicho espacio y que, dependiendo del tramo, lleva los nombres de Cubeiro o Batán.

inversión. Desde septiembre de 2014, la entidad comunal lleva invertidos en la recuperación del monte 111.600 euros que, junto con la aportación para el proyecto ‘Sete Camiños’, supone el 73% de sus ingresos. También dispone de alguna aportación externa, como una ayuda concedida por la Xunta para prevención de incendios forestales, con la que están limpiando 22,5 hectáreas.

«Entre as pistas e a franxa de frondosas estamos facendo un importante parachoques contra o lume», añade Pintos.

Lo cierto es que el traslado de la zona de maniobras militares y la desaparación de las polémicas infraestructuras no solo está devolviendo al monte su estado original, sino que ha devuelto la tranquilidad a los vecinos, que en los últimos años lucharon con tesón para volver a disponer de su espacio. En total, la superficie libre de ocupación militar recuperada por los comuneros asciende a 108 hectáreas.

«Para nós, isto supón o soterramento do conflito xerado no ano 2008 e esperamos que nunca volva darse unha situación semellante e non se lle volvan facer tales agresións ó monte. Rematado o problema, a xente quedou tranquila e a gusto e a relación cos militares está sendo moi correcta, como debe ser», explica Pintos. Para recordar el esfuerzo realizado, la Comunidade de Montes de Salcedo está programando una celebración que tendrá lugar los días 1 y 2 de agosto. «Non vai ser unha festa sen máis, senón un evento para conmemorar o orgullo de ser comuneiro».