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El otro CIS

Más allá de la valoración de los políticos y de la intención de voto, el barómetro del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) correspondiente al mes de abril dibuja una España distinta a la que percibimos y deja claro que algunos temas ni le preocupan a los ciudadanos.

En el ranking aparecen 42 problemas y como cabía esperar, entre los cinco primeros están el paro (69,6%), la corrupción y el fraude (42%), los políticos en general (20,9%), los de índole económico (21,2%), la educación (10,4%) y la sanidad (12,6%).

Tras estos y a muy larga distancia están los relacionados con la calidad del empleo (6,7%), las pensiones, la inmigración, la inseguridad ciudadana, la Administración de Justicia, el Gobierno, la violencia contra la mujer (2,8%), los problemas relacionados con la juventud, el terrorismo internacional (2%) o la crisis de valores. Todos ellos aparecen en la tabla con un porcentaje inferior a los 5 puntos.

Entre lo que menos preocupa, entre el cero y el uno por ciento, se sitúan los problemas relacionados con los refugiados, la monarquía, el fraude fiscal, los desahucios, la reforma laboral, los bancos, los estatutos de autonomía, los nacionalismos o el racismo.

Curiosamente, la independencia de Cataluña solo es vista como uno de los principales problemas de España por el 1,5% de los encuestados.

Teniendo en cuenta la percepción de los españoles, recogida por el barómetro, los problemas medioambientales preocupan solo al 0,7% de los encuestados.

Nueva política. El triunfo de Macron en Francia abre la puerta a nuevas aventuras políticas en España y no sería de extrañar que Pedro Sánchez, si pierde las primarias, haga lo mismo que el joven político francés y acuñe un nuevo movimiento socioliberal para devolver la ilusión a los desencantados del Partido Socialista. A nadie le debería extrañar, por lo tanto, que el político madrileño diga que el partido socialista está muerto y que España necesita recuperar la ilusión con una nueva formación.

Hoy por hoy el espacio político en el que se movería Pedro Sánchez, el socioliberalismo, es muy apetitoso, y de ahí que Albert Rivera, en esa indefinición en la que se mueve, se encuentre muy a gusto en todo aquello que lleve aparejado el término liberalismo.

Si extrapolamos lo ocurrido en Francia a España, con todos los peros del mundo, los representantes de los partidos tradicionales o de la vieja política no tardarán mucho en hacer las maletas, porque hasta ahora han hecho oídos sordos al clamor popular de renovación, refundación y regeneración que viene demandando este país, cansado ya de la corrupción. Sí, es cierto que al generalizar corro el peligro de ser injusto y de caer en el error, pero no lo es menos que en un cesto de manzanas, una podrida acaba por dañar al resto.

En Francia se impuso el socioliberalismo frente al populismo. Europa respiró aliviada, pero, y aún sin saber qué hará Macron, habrá que seguir muy atentos el devenir de los acontecimientos.

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