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El peor enemigo de Escotet

Con la intervención de Banesco, el chavismo construye un relato ante las nuevas elecciones

CUANDO un gobierno ha agotado todo su crédito y su discurso político, incapaz de vender esperanza para un pueblo que sale a la calle para pedir alimentos, medicinas y hasta agua potable, y renuncia a manejar una crisis al borde del estallido social, plantear como oferta electoral la guerra contra el primer banquero del país puede resultar el argumento más convincente para ganar votos. Un relato construido sobre la dialéctica del bien (Nicolás Maduro y el pueblo) y el mal (Juan Carlos Escotet y el capital). Solo así se puede entender la intervención de Banesco, en la antesala de unas elecciones presidenciales que, una vez más sin garantías, se celebrarán el próximo día 20. Serán tres meses de cirugía, los que dure la intervención del primer banco del país, tiempo más que suficiente para que el Gobierno venezolano supere el envite electoral y las aguas, supuestamente, comiencen a volver a su cauce. Escotet, propietario también de Abanca, sabía desde hace años que este momento podía llegar. Y se ha preparado. Es el duro peaje de ser el primer banquero de un país con un Estado fallido, inviable en estos momentos.

Escotet lanza todo un mensaje cediendo la presidencia de Abanca a uno de sus consejeros, el mexicano Eduardo Eraña, sin más poder ejecutivo que el que decida el propio banquero venezolano. Con la decisión, se pone al frente del problema, no sin advertir que la intervención es exclusivamente política. Nadie mejor que él para manejarse en las procelosas aguas del chavismo, porque fue él quien construyó Banesco en pleno régimen de Hugo Chávez sobre una antigua casa de cambio y bolsa con las sucesivas compras de pequeños bancos hasta crear Banesco. La detención de once ejecutivos, acusados de amparar operaciones especulativas y ataques contra el bolívar por parte de un millar de clientes, es el mejor argumento para enmascarar ese relato del bien contra el mal ante las elecciones.

Hay precedentes muy cercanos. En noviembre de 2013, a semanas de unas complicadas elecciones municipales, el Gobierno de Maduro tomó una decisión similar, de indudable calado populista: forzar a las cadenas de electrodomésticos, básicamente Daka, a vender sus productos a precios más bajos. Daka se habría aprovechado del mercado negro de divisas para realizar sus importaciones, lo que, según el chavismo, propiciaba márgenes del 1.000% para la empresa. Consecuencia: avalanchas y saqueos en las tiendas. Y posterior victoria electoral en esas municipales. Aquello todavía se recuerda en Venezuela como el "Dakazo".

Si Abanca cotizase en la Bolsa de Madrid, como barajó en su día, sin duda la de hoy sería una jornada muy complicada para la cotización, en un mercado siempre sensible a cualquier sobresalto político.

Para ser llanos, Juan Carlos Escotet preparó las maletas en Caracas allá por 2006, cuando decidió impulsar sociedades holding en España, de las que cuelgan hoy en día negocios financieros en países como Panamá y República Dominicana. Desde entonces, el paraguas del Banco de España ampara parte del negocio internacional de Banesco, ajeno a veleidades expropiatorias tan propias de Venezuela. Y lo hizo en pleno régimen de Hugo Chávez, expatriando con sigilo parte de sus activos. Actualmente tiene dos holdings domiciliados en Madrid. Uno para controlar los negocios internacionales de Banesco. Otro sobre el que pivota todo lo relacionado con Abanca. Son negocios estancos. Escotet y sus socios son accionistas de los dos bancos. Un auténtico cortafuegos. Blindaje garantizado.

Imagen para el blog de Julián Rodríguez (05/05/18)El venezolano, nacido en Madrid, armó la estructura actual durante años, y fue así como primero asaltó el modesto Banco Etcheverría, comenzando por la cola del ratón, hasta llegar después a la cabeza del león, con la subasta de Novagalicia, en diciembre 2013. Entre medidas, un tiento que no cuajó por el Banco Gallego.

Ahora, el riesgo de expropiación de Banesco por parte del Gobierno de Nicolás Maduro está más cerca, aunque pocos sostienen con firmeza que pueda dar finalmente ese paso. Sería otro problema más, como ha demostrado la banca pública del país. En Venezuela, Escotet tiene dos problemas. El primero, resolver la crisis de Banesco de la mejor manera y con los menores daños colaterales posibles, con una salida airosa también para Maduro. El segundo, que permanecerá en el tiempo, hacer negocio en un país colapsado. Sin datos oficiales, el FMI cree que Venezuela cerró 2018 con una inflación del 13.864%. La economía se contraerá un 15% este año y seguirá el éxodo de venezolanos. Escotet está ahora en Caracas, ante su peor enemigo. Quién sabe por cuánto tiempo. Siempre le quedará Galicia.

Menos PAC y más gasto militar en la UE

LA Unión Europea tiene "nuevas y urgentes prioridades". Así de sencillo es el relato. Una justificación que suena a lavado de cara, a un teórico golpe de timón para un cambio de modelo que solo se dibuja en los despachos de Bruselas, muy lejos del campo gallego. El nuevo presupuesto comunitario, para el período comprendido entre 2021 y 2027, mirará a la innovación, a los gastos de defensa y de fronteras, a la economía digital... La Política Agraria Común (PAC) y la Política de Cohesión, es decir, los fondos estructurales y de cohesión, pagarán el pato de ese supuesto nuevo rumbo y se verán recortadas en un 5% y un 7%, respectivamente. Hay partido, porque esto no ha hecho más que empezar: el Ejecutivo comunitario presentará su propuesta definitiva para reformar la PAC a finales de este mes o principios de junio. Ahora hace falta presión. Desde Madrid y Santiago.

Resulta toda una paradoja que los recortes en el rural, que es básicamente lo que se plantea, financien un rearme militar, ya que se preparan más fondos para la creación de nuevos programas de defensa. Serán los primeros presupuestos comunitarios tras el Brexit, y algo tiene que ver en todo esto la salida de Reino Unido de la UE, con un recorte de aportaciones de más de 12.000 millones de euros.

Galicia no puede estar indiferente ante la que se avecina. Suerte que los propios mecanismos de elaboración del presupuesto comunitario obligan a que sea aprobado por unanimidad entre los países de la UE, además de tener el visto bueno del Parlamento Europeo. Lo dicho, carrera de fondo, pero conviene viajar bien pertrechado.

Imagen para el blog de Julián Rodríguez (05/05/18)Jorge Cebreiros, las elecciones a la patronal se jugarán en Pontevedra

SI Antonio Fontenla es el más veterano y el líder de los empresarios coruñeses, Jorge Cebreiros representa el verso que arma la antítesis desde el sur. Su discurso es mucho más sólido estos días, después de que el juez archivase el "caso Gradiant", por supuestas irregularidades en el cobro de fondos europeos que salpicó en su momento al presidente de los empresarios de Pontevedra. Liberado de ese lastre, Cebreiros esconde sus cartas pero lanza un mensaje para la convocatoria electoral de la patronal gallega, que se celebrará el 20 de julio. Él no se presentará, lo que en absoluto quiere decir que no tenga un candidato alternativo o que vaya a admitir otra vez una opción de última hora como la de Antón Arias, el expresidente, que tanto le incomodó. Lo cierto es que los empresarios gallegos se van a tomar su tiempo para elegir a ese supuesto presidente de consenso. Casi tres meses, y seis desde la marcha de Arias.

Imagen para el blog de Julián Rodríguez (05/05/18)José Manuel Pérez Canal, un asalto a la CEG desde Ourense que será el tercer intento

TODO parece indicar que será su tercera vez. José Manuel Pérez Canal tiene varias espinas y quiere quitárselas. El presidente de los empresarios ourensanos perdió sus opciones ya en 2016, contra su paisano Antonio Diéter Moure. Un año después, cayó ante Antón Arias. Y, ahora, es un secreto a voces en Ourense que quiere volver a optar a la presidencia de la patronal gallega. Miembro de la familia propietaria de Aceites Abril, Pérez Canal debe engrasar mejor que nunca el engranaje de apoyos para lograr el objetivo. Porque tiene un hándicap: no encaja en ese perfil de consenso que requiere el puesto, y hasta ahora solo tendría el apoyo de Pontevedra. Debe seducir en A Coruña y en Lugo, claves para ese asalto al poder que inexplicablemente tanto anhela el ourensano. Si lo logra, habrá demostrado perseverancia. Sin duda. Si no, simplemente torpeza. Otra vez.

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