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Ensayo para una vacuna

Trump con una máscara.
photo_camera Trump con una máscara.

HACE UNAS semanas, una de esas ocasiones que hacen que esta profesión siga mereciendo la pena me llevó hasta una entrevista con Miguel Otero, uno de los expertos que forma parte del comité de asesores del Gobierno para la desescalada. Es uno de los grandes especialistas europeos en relaciones financieras internacionales y en China, y la entrevista derivó en una larga conversación sobre asuntos de la actualidad geopolítica. La llamo conversación por entendernos, ya que realidad hablaba él y yo solo escuchaba con una curiosidad insaciable y preguntaba lo justo para que él pudiera enlazar un tema con otro.

Como era de esperar, por motivos de espacio gran parte de esa conversación quedó sin publicar. En una de esas partes, Miguel Otero analizaba la lucha que se está produciendo entre EE.UU. y China por el cambio de eje económico mundial, un enfrentamiento entre los dos nacionalismos más poderosos. Y llegaba a la peculiar figura de Donald Trump: "El ‘America first’ de Trump", opina, "es algo que va más allá de Trump, que no es solamente un tema de los republicanos, sino también de toda la comunidad de think tank, de centros de estudios y geoestrategias, de relaciones internacionales, del Partido Demócrata... Yo creo que cada vez hay más temor y más rechazo a la hoja de ruta china y cada vez hay más unidad. Y eso no cambiaría mucho si tuviéramos otro presidente de EE.UU, quizás las formas, pero no el fondo".

A mí esta idea sobre Trump me vuelve a la cabeza cada vez que veo una de sus intervenciones, que escucho una de sus asombrosas ocurrencias durante esta pandemia y me llevo las manos a la cabeza. ¿Pero cómo no va a ser diferente con otro presidente?

No lo acabé de entender del todo hasta el otro día. Aconsejado por Iago, un amigo que me da tan malas discusiones como buenas digestiones, llegué a un documental llamado ‘American factory’. Es la historia de Dayton, en Ohio, una ciudad similar a Lugo que vivía de una fábrica de la General Motors hasta que esta cerró por la gran crisis de 2008 y el sueño americano se transformó en un a pesadilla. 

La esperanza regresó cuando el gigante chino Fuyao, que domina el mercado internacional de parabrisas y productos de vidrio para automóviles, decidió reabrir la planta de Dayton y contratar a 3.000 personas. Pero Fuyao no quiere trasladar solo las líneas de montaje: quiere implantar sus métodos de trabajo, la filosofía de producción china. El documental narra ese choque de dos nacionalismos antagónicos en pleno corazón de la América trumpiana y visto por los propios trabajadores. Es una lección de geopolítica más eficaz que cualquier máster o cualquier conferencia de un experto de un prestigioso think tank.

Leo estos días titulares sobre la carrera para conseguir la vacuna contra el Covid-19 y, después de un breve momento de esperanza, no puedo dejar de pensar en que tal vez la principal batalla de esa guerra geoestratégica se está librando en la actualidad en ese terreno. Con todas las cautelas que exige hablar de ciencia médica, parece que en estos momentos la ventaja la lleva China, sus laboratorios han publicado los ensayos más prometedores hasta la fecha. 

Atenazado por el miedo al virus, igual que aquellos trabajadores de Dayton lo estaban por el miedo a la ruina, lo que ahora me pide el cuerpo es que la vacuna llegue del país que antes y de manera más asequible la pueda poner a disposición de la humanidad. Pero sigo sin poder quitarme de la cabeza ni las dementes ocurrencias de Trump, ni las estremecedoras ambiciones de Fuyao, ni las reflexiones de Miguel Otero. Y me acuerdo mucho de esos ciudadanos de Dayton, viviendo el miserable sueño chino en el corazón del ‘America first’.