Las autoridades judiciales gallegas que se repartieron las comparecencias judiciales relacionadas con la segunda fase de la operación Cambalache tomaron decisiones diametralmente distintas. Así, mientras el juez de Cambados y su homólogo de O Porriño dictaron sendas órdenes de ingreso incondicional en prisión para los dos detenidos en relación con el intento de introducción de 40 kilos de cocaína oculta en un contenedor, el magistrado de Santiago decretó la puesta en libertad, con la obligación, eso sí, de presentarse ante las autoridades cuando sea requerido para ello, del presunto cabecilla de la rama gallega de la organización, J.F.S.I.
Los investigadores de la Brigada Central de Estupefacientes piensan que este individuo, de 75 años de edad y con antecedentes penales en Estados Unidos por delito contra la salud pública, era la persona que manejaba los contactos en Sudamérica para llevar adelante los transportes internacionales de sustancias estupefacientes.
Los dos individuos que están en prisión, porriñés y sanxenxino, eran, según la Policía, un empresario que pretendía aportar una pantalla para los negocios ilícitos y el hombre de confianza del santiagués, respectivamente.
Todos ellos están indirectamente relacionados con el poderoso clan de Los Loza.
