El piragüismo gallego llora la muerte (a los 59 años) de uno de sus leyendas, el pontevedrés Ignacio García Dobarro que a lo largo de su extensa trayectoria acumuló éxitos en la mayoría de las disciplinas del deporte de la pala.
Con 15 años se enamoró de un deporte al que dedicó el resto de su vida. Su primer club fue el Naval donde ya comenzó a destacar en las diferentes modalidades de kayak (K-1, K-2 y K-4) aunque posteriormente pasó a la canoa, donde alcanzó alguno de sus días más brillantes.
A mediados de los noventa se convirtió en una de las referencias de la canoa en la modalidad de maratón, en su primer Mundial alcanzó el cuarto puesto y en la siguiente edición subió al podio para colgarse una medalla de bronce.
Cuando estaba en la élite del piragüismo mundial una lesión en el hombro le obligó a retirarse ya que la única solución era ser operado, algo a lo que se negó.
Considerado como deportista de élite durante muchos años siempre destacó por su afabilidad y por su rendimiento como piragüista todo terreno capaz de palear en kayak como en canoa.
Alejado de las piraguas optó por el atletismo para continuar vinculado al mundo del deporte. Ese descanso le sirvió para recuperarse del hombro y así volver, aunque de manera más tranquila, a la modalidad de toda su vida: el piragüismo cuya pasión por él le hizo disputar con 56 años el Trofeo Princesa de Asturias que tantas veces había remado cuando era el Príncipe de Asturias (ganó la primera edición de la modalidad de C-2).
En ese reto paleó en una K-4 junto a Javier Maquieira, Jesús Roibas y Carlos Suárez. Entre los cuatro palistas sumaban 213 años y un amplísimo y brillante palmarés.
Los últimos años de su vida los dedicó a competir en surfski, una modalidad que se practica en el mar. La noticia de su fallecimiento causó un profundo pesar en muchos ámbitos del deporte donde era muy conocido.
