La falta de financiación lastra la reapertura del asilo a medio plazo

La congregación de las Hermanitas de los Ancianos valoró las obras de reforma necesarias en 12,3 millones
Asilo de ancianos de Loureiro Crespo con las puertas de entrada cerradas.
photo_camera Asilo de ancianos de Loureiro Crespo con las puertas de entrada cerradas.

La congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados no tiene previsto reabrir el asilo de Pontevedra, situado en la calle Loureiro Crespo, ni a corto ni a medio plazo.

El motivo fundamental es el mismo que detonó el cierre de las instalaciones hace casi tres años: la falta de financiación para sufragar las obras de reforma demandadas por la Consellería de Traballo e Benestar, valoradas por la congregación en 12,3 millones. "De momento, no hay previsión de actuar en el asilo. Todo sigue igual a causa de la economía", señaló a este periódico sor María Teresa, la última superiora del asilo de Pontevedra, que en la actualidad opera en la Residencia Santa Marta de Vigo.

Como consecuencia, el geriátrico permanecerá cerrado al público durante los próximos meses, quizás años, y tan solo abrirá sus puertas los días en los que se realizan trabajos de mantenimiento en el edificio y las zonas ajardinadas que rodean el inmueble.

REALOJO. La clausura del asilo tuvo lugar en mayo de 2012, tras el desalojo de los 158 ancianos que residían en estas instalaciones y su inmediato realojo en otros centros de la entidad. En el traslado también participaron las 16 hermanas que corrían a cargo de su cuidado, reubicadas en otras residencias.

La operación, que suscitó quejas de usuarios, familiares y trabajadores, dejó en la calle a personal eventual, a una docena de trabajadores contratados por la propia congregación religiosa y a 29 operarios de la empresa Jacoservi, que prestaba servicio en el geriátrico.

Ya en aquel momento, la entidad alegó que carecía de fondos para hacer frente a las obras, puesto que carecían "de asignación y las pensiones de los ancianos son pequeñas, la mayor parte no contributivas". Además, aludió a la falta de vocación y al hecho de que no había suficientes hermanas para seguir velando por el bienestar de los ancianos, motivo por el que iniciaron la construcción de casas pequeñas, "más fáciles de mantener".

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