Florian Amlinger: "La próxima generación apreciará lo que hacemos con el compostaje"

Los alumnos de la segunda edición de la ‘Facultade da Compostaxe’ de la Deputación de Pontevedra recibieron una clase magistral del experto que está detrás del diseño de uno de los modelos de compostaje más exitosos de Europa y que ha servido de referencia a la institución provincial para poner en marcha su Plan Revitaliza
Florian Amlinger
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¿En qué se diferencia el modelo de compostaje austríaco y el que está implantando la Deputación en Pontevedra?

En Austria, en la década de los 90 teníamos un problema con nuestra capacidad de depósito de residuos y con el coste que eso generaba, ya que se estaba incrementando demasiado. La sociedad a nivel político y civil y también las ONG tenían claro que era necesario un mayor nivel de reciclaje y el primer paso fue organizar conferencias a nivel provincial. En esa época se formaron las asociaciones de residuos y de medio ambiente a nivel de los distritos y, así, las cooperativas intermunicipales en cooperación con los representantes de los agricultores, comenzaron la cooperación para recoger y tratar los residuos orgánicos. Los primeros proyectos piloto empezaron sin una legislación, pero en el 92 se implementó una ley, un decreto que ofrece dos opciones a la población: cada persona puede decidir entre realizar compostaje doméstico en su propiedad o bien participar en la recogida selectiva gestionada por el ayuntamiento y que se realiza en plantas de compostaje o de biogás. Paso a paso, todas las provincias empezaron con programas de apoyo. Se empezaron a buscar agricultores que estuviesen preparados para implementar plantas de compostaje y a continuación se realizaron cursos para concienciarlos y formarlos, mientras que en algunas provincias se establecieron plantas de compostaje más centralizadas. Se dieron las circunstancias propicias y el sistema fue asumido. También en ese momento se formó la asociación de compostaje y biogás y actualmente existen aproximadamente 280 o 285 plantas de compostaje y 200 de biogás.

Entonces, los austríacos pueden elegir entre enviar sus residuos orgánicos a estas plantas o compostar en casa. ¿Qué porcentaje de la población elige una opción o la otra?

En las zonas urbanizadas, entre el 70 y el 80% participa en la recogida selectiva implementada por los ayuntamientos y entre el 20 y el 30% usan el sistema de compostaje doméstico, pero en las regiones rurales sucede lo contrario. En cualquier caso, con frecuencia se establece un sistema mixto, porque las familias suelen tener el contenedor de orgánicos y también hacer compostaje en sus domicilios con los residuos del jardín, por eso es difícil determinar un cálculo exacto.

¿En Austria se produjo inicialmente algún rechazo social a la obligatoriedad de realizar una recogida selectiva de orgánicos y de compostarlos?

No fue complicado ni hubo problemas. Era necesario introducir un sistema que soportase los costes de la recogida selectiva, no solo de los residuos orgánicos, sino también del papel, el vidrio, los plásticos y embalajes... La mayoría de los distritos, municipios y corporaciones implementaron un sistema ‘pay as you throw’ (pagas según tiras). El sistema de tasas es responsabilidad y competencia de los ayuntamientos, aunque a veces esa competencia está transferida a la asociación de compostaje.

"En Austria, la aplicación de la recogida selectiva de residuos orgánicos y del compostaje han reducido mucho los costes del servicio"



¿En su país hay educación ambiental en los colegios?

Sí, hay actividades de educación ambiental que funcionan por iniciativa de las asociaciones de residuos y también hay una asociación de educación medioambiental, que es una ONG que funciona a nivel estatal, provincial y municipal.

En comparación con Austria, en España falta mucho camino por andar a nivel de tratamiento de residuos.

Pero tenemos un desarrollo paralelo a nivel político y una de las cuestiones principales es que este tema forme parte de la agenda política. En Austria el único obstáculo que encontramos inicialmente fueron los funcionarios más conservadores. Las iniciativas anteriores de recogida selectiva en algunas áreas no resultaron bien porque se compostaban residuos mixtos, no seleccionados, y la calidad final del compost era muy mala. Por eso necesitamos entre diez y 15 años de discusiones y argumentaciones para convencer a estos funcionarios de que el compost de la recogida selectiva iba a ser mejor. Actualmente están convencidos y no hay discusión.

¿Ha reducido los costes en Austria aplicar la recogida selectiva y el compostaje?

Cuando se recogían residuos combinados, la frecuencia de la recogida era de una vez por semana. Ahora, en las regiones donde se ha introducido la selectiva y los proyectos de compostaje doméstico, esa frecuencia se ha reducido a una vez cada dos semanas, cada tres e incluso una vez al mes. En algunas regiones donde también hay iniciativas y proyectos intensivos de recogida de otros desechos reciclabes, la frecuencia es de una vez cada seis semanas. Además de esa reducción de costes tan importante, la principal se produce en el tratamiento, porque el precio de tratar residuos está entre 90 y 180 euros por tonelada y el de compostarlos está entre 25 y 60 euros.

¿Qué opina del modelo que está implantando la Deputación de Pontevedra?

En Austria este sistema del compostaje comunitario sería una gran innovación, pero allí no lo aplicamos porque la gente y las autoridades tenían muchos temores sobre los olores, problemas sanitarios y la aceptación social y también porque, como en Suiza y Alemania, en Austria la gente prefiere tener todo muy limpio. Yo personalmente creo que este sistema es una innovación muy interesante. Me gusta, porque la clave es que se trata de un proyecto social, de comunicación, de educación, de desarrollo conjunto entre los ‘mestres composteiros’ y la población. Es muy impresionante que los composteros comunitarios estén al lado de parques, de viviendas... y que esté todo muy limpio. Hay pequeños elementos que podrían mejorar, pero se aprende a medida que se va haciendo. Esto ayudará a hacer las ciudades verdes de nuevo y las próximas generaciones apreciarán mucho lo que se ha empezado a hacer ahora.