El flujo de peregrinos del Camino Portugués retrocede a niveles de 2004

La asociación jacobea de Pontevedra estima que los más de 100.000 caminantes que estaban previstos para 2020 antes de la crisis sanitaria, pasarán por la Boa Vila 17.000, en torno a un 80% menos de lo esperado
De izquierda a derecha: Juan Carlos Moya, Miguel Polaina y Tomás Moya, peregrinos andaluces. DP
photo_camera De izquierda a derecha: Juan Carlos Moya, Miguel Polaina y Tomás Moya, peregrinos andaluces. DP

La pandemia del coronavirus está pasando factura al Camino Portugués, cuyo flujo de peregrinos ha caído este año a mínimos similares a los del Xacobeo de 2004 cuando se habían registrado 16.839 caminantes. Esa cifra resulta sensiblemente inferior a la que estaba prevista para 2020, cuando antes de que hubiera surgido la crisis sanitaria se esperaba contar con un balance final de alrededor de 100.000 visitantes.

Los datos de los que dispone la asociación cultural Amigos del Camino Portugués a Santiago (colectivo que gestiona las instalaciones de Otero Pedrayo) indican que entre enero y marzo del presente año (antes del decreto de confinamiento) pernoctaron en el albergue 832 peregrinos, mientras que desde la reapertura del centro jacobeo, el 1 de julio, hasta la actualidad se alojaron 326. Son cifras que están muy alejadas de las registradas en 2019, cuando en los siete primeros meses habían pernoctado en el albergue 7.458 personas, de las cuales solo en el mes de julio fueron 1.530.

"El número de peregrinos en el albergue representa el 20% de los que pernoctan en la ciudad. Este año no creo ni que lleguemos a ese 20%", pronostica Tino Lores, presidente de la asociación Amigos del Camino Portugués. Asegura que el presente mes de julio ha sido "desastroso" para la vía lusa de peregrinación "por no decir nefasto. Hemos retrocedido a niveles similares a los de hace 16 años. La pandemia del coronavirus ha supuesto un frenazo en la progresión del Camino Portugués, que venía incrementando en 10.000 peregrinos las cifras del año anterior".

En los primeros siete meses de 2020 pernoctaron en el albergue 1.158 peregrinos frente a los 7.458 de ese mismo período de 2019

Con solo 22 literas disponibles en las instalaciones de Otero Pedrayo (el protocolo anticovid obligó a inutilizar 50), la ocupación diaria en el presente mes rondó las 11 plazas, mientras que en los meses de julio anteriores el albergue siempre había colgado el cartel de "completo". "Incluso nos habíamos visto obligados a buscar alojamientos alternativos a los caminantes que querían pernoctar en la ciudad", explica Tino Lores, en referencia al acondicionamiento del Pabellón Multiusos de A Xunqueira como albergue de refuerzo para la acogida de grupos numerosos de peregrinos durante la temporada estival.

La mayoría de los peregrinos que se han alojado en el albergue "Virxe Peregrina" en el mes de julio son españoles, seguidos de los procedentes de Portugal y en menor número de otros países europeos, entre ellos polacos y alemanes. Algunos caminantes lo hacen en familia, lo que facilita que puedan dormir en literas próximas.

El presidente del colectivo jacobeo de Pontevedra considera que la principal causa de la disminución del flujo de caminantes reside en la incertidumbre sobre la posibilidad de que se registren rebrotes de contagios por covid-19. Además, asegura que la reciente decisión adoptada por la Xunta de Galicia de obligar a los visitantes a registrarse para facilitar su seguimiento en caso de contagio "retrae" a los peregrinos. "La situación sanitaria no se acaba de aclarar, y eso provoca miedo a compartir una habitación común con otras personas, a pesar de que hemos adoptado todas las medidas preventivas en el albergue", apostilla.

"La fe puede más que el miedo al coronavirus", aseguran Tomás Moya, su hijo Juan Carlos y el amigo de ambos Miguel Polaina, a quienes el trazado del Camino Portugués no les resulta nuevo. Son de Menjíbar, un pueblo de Jaén

Esta nueva realidad provoca "una enorme tristeza" en la asociación Amigos del Camino Portugués, sobre todo después de haber vivido los momentos álgidos de esta ruta de peregrinación. "Esta situación atípica no solo afecta al número de caminantes que pernocta en el albergue sino que está perjudicando a la economía de la ciudad, sobre todo al sector hosteleroW, advierte Tino Lores.

Las características del albergue, un local con mucho espacio, permiten la puesta en marcha de un doble filtro anticovid que tienen que superar los caminantes para alojarse: el primero comienza con la recepción del caminante, que debe mostrar su credencial y el carné de peregrino al voluntario que le espera tras una mampara situada en la entrada del local.

El uso del gel hidroalcohólico desinfectante de manos y el control de la temperatura corporal (para descartar que el caminante pueda tener la enfermedad) son los pasos siguientes en el primer filtro.

La segunda fase de control al peregrino tiene lugar en el espacio de recepción, donde se le efectúa el check in (toma de los datos personales y entrega de la credencial sellada). Además, se les proporciona una sábana de un solo uso.

PREVISIONES. Respecto a las previsiones sobre la afluencia de peregrinos en el próximo mes de agosto, el presidente de Amigos del Camino confía en que se produzca un ligero aumento. "La gente está llamando al albergue para efectuar la reserva de plaza, pero aunque tengamos completo el aforo solo serán 22 peregrinos diarios, una cifra que no se puede comparar con los 72 que pernoctaban en veranos anteriores, sin contar los grupos que se alojaban en el Pabellón Multiusos de A Xunqueira", puntualiza.

Para la asociación Amigos del Camino Portugués a Santiago el de 2021 será su quinto Xacobeo tras los de 1993, 1999, 2004 y 2010. "Son ciclos que se hacen muy largos para un colectivo como el nuestro que trabaja para fomentar la peregrinación, especialmente en Año Santo. En todo caso, nunca nos ha faltado trabajo desde que nos hicimos cargo del albergue de peregrinos, en 1999", sentencia Tino Lores.

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