LO ATRIBUYEN unos al efecto Moncloa, otros a vaivenes del PP en el proceso de primarias, a bamboleos del Cs y al efecto ‘chalé’ de Podemos, y los más a un ‘cocinado’ en horno amigo desde los fogones del CIS. El caso es que el PSOE se dispara en intención de voto, comparable a un milagro de Lourdes.
Parece, en efecto, una situación artificiosa y pasajera, lo cual no quiere decir que los socialistas no acaben posicionados para dar batalla o ganar las elecciones, cuando toque. Lo que pasa es que el CIS ha ido perdiendo fiabilidad en los últimos tiempos, y ahora las malicias se disparan tras el controvertido nombramiento de su director, José Félix Tezanos, socialista de pro, responsable del gabinete de Estudios y Programas del partido, y con antecedentes de agraciar con espectaculares ventajas a los suyos desde una empresa demoscópica, que a la hora del voto no se reflejarían en las urnas.
Sea cual sea la razón, la caída de credibilidad del CIS no es bueno para nadie, incluso para la salud democrática de los socialistas. Lo de acopiar puestos clave orgánicos es un mal endémico de todos los partidos, pero la audacia de Ferraz marca diferencias .
