"La gente está asustada y tengo clientes que encargaron el pan para toda la semana"

Ángeles García, responsable de la Panadería de Xeve, afirma que "está todo más triste"
Ángeles García está al frente de la tienda desde hace dos años. F.S.
photo_camera Ángeles García está al frente de la tienda desde hace dos años. F.S.

"Está todo más apagado, más triste. La gente solo sale a la calle para hacer aquellas cosas que son necesarias". En el mes de febrero se cumplieron dos años desde el día en que la pontevedresa Ángeles García Gómez se encarga de la Panadería Pastelería Xeve, situada en Vilagarcía.

Detrás del mostrador, comenta, emocionada, que un hombre cuya presencia es habitual pidiendo por la ciudad, solicitó ayuda delante de la fachada de su establecimiento. "Le dijeron que fuera al Ayuntamiento, porque hay ayudas para ellos, pero no quiso saber nada de eso, y yo es algo que tampoco entiendo, porque si tienen esa oportunidad, por qué están en la calle con el problema que hay".

La pandemia, la exigencia de permanecer confinados en los domicilios y la inquietud ante lo que pueda deparar el futuro está dejando su huella, Ángeles García comenta que su clientela es la habitual, la ganada con años de seriedad y dedicación, pero el comportamiento de algunos compradores no es el habitual. "Llevan más cantidad de pan para no venir todos los días a buscarlo y en lugar de salir todos los días", apunta".

La responsable de la Panadería Pastelería Xeve afirma que entiende perfectamente su manera de actuar, y aplaude su comportamiento. "La gente se porta muy bien. Entran de uno en uno, para que no se produzcan aglomeraciones en un espacio pequeño".

Mientras la venta de pan se mantiene en los niveles de semanas anteriores, no sucede lo mismo con la de los pasteles, que se resiente algo".

Los hábitos de compra empiezan a cambiar. "La gente está bastante asustada y tengo clientes que me encargaron el pan para toda la semana para no verse obligados a salir a la calle", afirma. "La gente tiene miedo", añade.

También quienes están detrás del mostrador, que tiene que adaptarse a la nueva situación. "Si uno se despista, el contagio puede producirse por los ojos o a través de la nariz. Puede pasar en cualquier momento", expone.

Otra consecuencia no está a la vista de los clientes, pero ella la vive a diario. "Nosotros adoptamos medidas de precaución. Por ejemplo, antes entrábamos en la panadería a coger el pan y ahora nos lo sirven afuera para que lo carguemos, y no entramos para nada", argumenta.

Ángeles García levanta la vista y señala un establecimiento situado enfrente. "Los gastos vienen, abras o no abras. La compañera de la tienda de joyas tiene que tener cerrada la puerta y no por eso puede dejar de pagar", lamenta.

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