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Hasta siempre Amancio

Amancio Landín. DP
photo_camera Amancio Landín. DP

CERCA de cumplir los 100 años y con una salud y memoria prodigiosas en la madrugada del día de este sábado nos ha dejado Amancio Landín Carrasco. Nuestro navegante de las letras más internacional y testigo de excepción del devenir del pasado siglo pertenecía a una saga de periodistas y escritores. Considerado un referente a nivel mundial como experto en la vida y viajes de los grandes navegantes y exploradores de la Marina Española a lo largo de los siglos. 

Amancio Landín Carrasco nació en Pontevedra en 1918, era hijo de Prudencio Landín Tobío y de Gloria Carrasco. Se casó con María Asunción Jaráiz Rota y tuvieron cinco hijos: Amancio, María Asunción, Rafael y Gloria. Licenciado en Derecho por la Universidad de Santiago en 1941 y doctorado en Madrid (1976), fue Coronel auditor de la Armada, subdirector de la Revista General de la Marina y vocal del Patronato del Museo Naval, Correspondiente de la Real Academia de la Historia y de Galicia, premio Virgen del Carmen en la modalidad de Prensa, Radio, Televisión, Literatura e Investigación Histórica y director del periódico Litoral. 

Así, con una pasión desbordante, fue autor de numerosas publicaciones de carácter científico y literario como historiador naval como en la novela Tropa de hidalgos y mareantes y prestó especial atención a los navegantes de A Moureira en Vida y viajes de Pedro Sarmiento de Gamboa (1947). Con la Editorial Naval publicó la magnífica trilogía Descubrimientos Españoles en el Mar del Sur en 1992; un relato pormenorizado sobre los españoles en el Pacífico y del que conserva un ejemplar en su biblioteca particular el rey emérito Juan Carlos I.  Sus trabajos de investigación naval se citan con verdadera devoción en universidades como la australiana y por historiadores navales de la talla de Miriam Estensen. Según sus palabras: "En modo alguno puede decirse que los españoles hayamos mimado nuestra historia marinera; por el contrario, resulta para nosotros chocante el entusiasmo con que han cultivado autores nacidos más allá de nuestras fronteras". 

Aunque vivió muchos años en Madrid, Amancio Landín también era un apasionado de la historia de Pontevedra y los últimos años de su vida abrió una ventana a un pequeño grupo de amigos que se acercaban a su mesa de camilla para hablar también de sus recuerdos personales sobre la Pontevedra del pasado. La primera vez que me senté con él fue a través de su buen amigo Rafael López Torre y, a partir de ese día, charlábamos con frecuencia sobre navegantes y descubridores. Amancio conservó, durante estos últimos años, una memoria prodigiosa en cuanto a nombres, hechos y lugares. Amable, generoso y discreto no tuvo problema en compartir sus conocimientos con todo aquel que estuviera interesado e informado: fue un verdadero lujo poder conversar con él. 

Nieto del fundador del Diario de Pontevedra a finales del s.XIX, acostumbraba a leerlo todos los días gracias a que su hijo, Amancio Landín Jaráiz, se lo acercaba puntualmente a su domicilio y lo leía con el mismo interés y atención que cualquiera de nosotros. Su última aparición en la gran pantalla fue con motivo de su participación en el documental sobre Manuel Quiroga producido por Portocabo en 2015 en el que visiona un video donado al Arquivo da Deputación de Pontevedra por su familia. 

Decimos un ‘hasta siempre Amancio’ con la frase de una de sus novelas que hoy hacemos nuestra: "Mira, Saturno, para mí hay tres escalones muy distantes: primero, un sosiego interior, algo así como una paz del alma; luego, la saludiña, y, por último, muy por último, cuatro perras para ir tirando".

Este lunes, día 30, a las 19.00 horas, se oficiará el funeral en su memoria en la iglesia de San José de Campolongo.

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