Cinco hombres y cuatro mujeres juzgarán el crimen de Ana Enjamio

Este lunes arrancó el juicio, que continuará por la tarde con la declaración del acusado, César Adrio
César Adrio, presunto asesino de Ana Enjamio. SALVADOR SAS
photo_camera César Adrio, presunto asesino de Ana Enjamio. SALVADOR SAS

Cinco hombres y cuatro mujeres compondrán el jurado popular que juzgará a César Adrio, el hombre acusado de matar a cuchilladas a Ana Enjamio, una joven de Boqueixón, en diciembre de 2016 en Vigo.

La selección del jurado, que completan un hombre y una mujer como suplentes, ha ocupado toda la mañana de la primera jornada del juicio, que se debía celebrar el pasado 14 de noviembre y que se suspendió por una cuestión formal relacionada precisamente con este trámite.

La sección quinta de la Audiencia de Pontevedra acogerá la vista oral a partir de esta tarde, cuando está prevista la declaración de César Adrio.

La Fiscalía pide para el acusado una pena de 27 años de cárcel por los delitos de asesinato, con las agravantes de alevosía y ensañamiento, y de acoso.

La Xunta, que ejerce la acusación popular, eleva la petición de pena a 33 años por los delitos de asesinato, otro de acoso o subsidiariamente acoso ilegítimo, y otro delito por vulneración de la intimidad.

Además de la pena de cárcel, la Fiscalía pide para el acusado una orden de alejamiento de un radio de 500 metros respecto de los domicilios de los padres y hermano de la víctima, así como a ellos mismos dondequiera que se encuentren durante diez años por encima de la pena de prisión que se le imponga.

Como responsabilidad civil, pide que indemnice a cada uno de los padres de la víctima con 200.000 euros, y a su hermano con 50.000 euros, en concepto de daño moral ocasionado a cada uno de ellos.

En su escrito de acusación, la Fiscalía hace constar que Ana Enjamio inició una relación sentimental con César Adrio. a los dos meses de conocerlo en la empresa Grupo Cablerías, en O Porriño, en la que ella empezó a trabajar a mediados de 2015.

También relata que el acusado, casado y con dos hijos de corta edad, se fue a vivir con la víctima durante unos meses, hasta que ella decidió romper la relación, lo que él "no aceptó".

César Adrio. trató de convencerla a menudo de que volvieran a estar juntos, pese a saber que ella había reiniciado una relación con una expareja.

Sostiene el fiscal que el acusado llegó a "obsesionarse completamente" con la víctima, hasta el punto de confesarle a algunos amigos y conocidos que había roto su familia por estar con ella y si no estaba con él, tampoco iba a estar con su nueva pareja.

CRIMEN TRAS LA CENA DE NAVIDAD. El 16 de diciembre de 2016 se celebró la cena de Navidad de la empresa en la que trabajaban víctima y acusado, en la que ella le pidió que la dejara en paz y que se marchara.

Ana Enjamio se fue con tres amigas y tras ellas salió el acusado, quien se apresuró para llegar antes que la víctima a su edificio.

Cuando ella abrió el portal, el acusado la abordó y después de una breve discusión la amenazó con un arma blanca con una hoja de unos 11 centímetros de longitud y unos 2 centímetros de anchura.

Entonces la acorraló y la obligó a ir hasta el fondo del portal produciéndole varios cortes, al principio superficiales, en el cuello, el abdomen, un brazo y la ropa, mientras ella le pedía a gritos que la dejara.

28 CUCHILLADAS. A continuación, César Adrio, "con el fin de quitarle la vida", le tapó la boca con una mano y con la otra le clavó el cuchillo o navaja repetidamente en varias zonas de su cuerpo mientras ella trataba de evitarlo con sus manos, en las que recibió varias cortadas.

Incide el fiscal en que la acuchilló repetidas veces, ocasionándole múltiples heridas, y "aumentando brutal y deliberadamente" de esa forma el sufrimiento de la víctima.

Un total de 28 heridas fueron cortopunzantes, de las cuales doce le alcanzaron el corazón y seis de éstas se lo atravesaron, lo que le produjo un shock hipovolémico que determinó su muerte instantánea.

Sostiene el fiscal que César Adrio. se llevó el móvil de la víctima, del que se deshizo, al igual que del arma del crimen y de la ropa y el calzado que vestía, y que acudió a casa de sus padres para ducharse.