La importancia de leer a los 9 años

Arturo Pérez Reverte, Luis Mateo Díez y Emma Ríos cuentan la trascendencia de iniciarse en el mundo de los libros a una edad temprana

Una niña lee un libro. AEP
photo_camera Una niña lee un libro. AEP

Los alumnos españoles de 9 años han mejorado en comprensión lectora desde 2011, según concluye el informe internacional PIRLS, y tres grandes de la literatura y el cómic -Arturo Pérez Reverte, Luis Mateo Díez y Emma Ríos- cuentan la importancia de leer desde la edad temprana. "A los 9 años se hacen lectores o se pierden para siempre", afirma Pérez-Reverte, que recuerda que a esa edad el niño tiene "una curiosidad enorme y está descubriendo el mundo", por lo que si se le deja que lo haga únicamente a través de lo audiovisual "ya nunca saldrá" de ello.

Por eso, Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, Murcia, 1951), aboga por que en este mundo "evidentemente audiovisual" haya "profesores hábiles y padres que se preocupen" por demostrar a los pequeños que "la lectura no solo complementa sino que enriquece lo audiovisual".

Este escritor, periodista y miembro de la Real Academia Española pide que se enseñe que "lo audiovisual también está basado en los viejos textos" o que "una lectura, un videojuego o una película arranca sus raíces en la literatura de aventuras, en la fantástica o en la medieval".

Al saber que "los héroes mitológicos son los que inspiran en realidad los juegos actuales" los pequeños "pueden entonces proyectar en lo audiovisual una mayor riqueza intelectual", según el autor de El capitán Alatriste. "Todo lo que sea vincular o mantener el hilo con la lectura y con los viejos modelos narrativos los mantendrá como lectores y no los dejará como bichos raros, aislados del mundo real", argumenta Pérez-Reverte.

En su caso "no hubo problema" para incitarle a leer porque "la lectura y el cine eran los únicos mecanismos narrativos que un niño tenía", confiesa. No obstante, el también autor de El maestro de esgrima reconoce: "para mí era más fácil ser lector que lo que es ahora para un niño de 9 años".

Similares recuerdos sobre la lectura a los 9 años guarda el también escritor y académico Luis Mateo Díez, que insta a capacitar a los niños desde "pronto" a que "entiendan lo que leen y sepan expresarse". Mateo Díez (Villablino, León, 1942) rememora su escuela rural en un pueblo minero, donde los maestros leían y los estudiantes escuchaban y luego se les preguntaba sobre lo leído.

La lectura es "fundamental" pues es "el arranque del aprendizaje crucial de la lengua" y es "una fuente ineludible de conocimiento y de sensibilidad para el propio niño", destaca el autor de La fuente de la edad. "No podemos decir vamos a meterle este libro, sino cultivar la curiosidad en los niños" y "evitar que se vayan del todo hacia la maquinita y toda la invasión que tenemos de elementos tecnológicos", comenta.

Mateo Díez pide que la lectura sea un "compromiso crucial en la educación" pero no solo en la escuela, sino también en los hogares.

Otra lectora empedernida desde pequeña es Emma Ríos, reconocida autora de cómics a la que su madre le regaló cuando tenía 7 años La historia interminable. "Siempre me ha gustado muchísimo leer, aprendí con los cómics y luego me pasé a los libros y seguí con los cómics. Mis padres fomentaron el amor a la lectura, la afición que más valoro", declara.

Ríos (Vilagarcía de Arousa, 1976), que cree que es "fundamental" educar a los niños desde pequeños en la lectura, apunta a que, en general, "hay un problema en este país frente a otros y es que se lee muy poco". Lo sabe porque los escritores tienen "problemas para subsistir" en España por no tener muchos lectores; "no hay cultura de leer", asevera.

Precisamente critica que en la escuela, al igual que pasaba en su infancia, no se tengan cómics y cuando en el colegio te piden que leas un libro nunca tienes ganas al plantearlo como algo obligatorio. Sin embargo, la autora de Mirror leía tanto en casa que no puede dejar sus libros -desde Mickey Mouse o Astérix y Obélix hasta novelas clásicas- ya que "están llenos de comida y manchas" pues de pequeña se aburría comiendo y lo hacía leyendo.

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