Javier Urra: "Hay padres que en lugar de a ciudadanos están educando a clientes"

El psicólogo, experto en pedagogía y el mundo de la infancia, aporta algunas claves para que de la buena educación crezcan mentes sanas

Javier Urra. EP
photo_camera Javier Urra. EP

Antes se supone que salíamos educados. ¿Por qué hoy en día hacen falta tantas guías para los padres?

Yo creo que nos manejamos con tópicos erróneos, como que la gente antes era más educada. No lo creo. Ten en cuenta que hoy en los colegios hay más problemas que antes, porque la educación es obligatoria hasta los 16. Antes cuando un chaval no quería estudiar o era un poco problemático pues se le ponía a trabajar. Y no hace tanto en España, los padres tenían que luchar para que sus hijos sobrevivieran. No hace tanto en España, de cada cuatro niños moría uno. Antes el problema, clarísimo, era físico y de salud. Hoy eso casi se ha erradicado y vemos otros problemas de salud mental. Pero si la sociedad transmite que los niños de ahora están maleducados, la pregunta es, ¿cómo se educó a los padres? O no se les educó también o es que está educando algo más: las escuelas, los medios de comunicación, las redes sociales.

¿Y cuáles son los problemas que tenemos en España con los jóvenes según usted?

Uno, la violencia de género. A algunas chicas les gustan los malotes, hay un porcentaje muy elevado de celosos, y las redes y los propios teléfonos sirven mucho para controlar a alguien. El pronóstico no es bueno.

¿En qué valores cree que deben educar los padres para criar a unos jóvenes sanos?

No pedirle a la vida más de lo que la vida puede dar, es esencial. Otro valor esencial es que más importante que el yo es el tú. El humor, relativizar los problemas, generar optimismo y esperanza. Me parece muy práctico el deporte, el contacto con la natureleza. Y luego, a partir de ahí, se intentaría desarrollar la capacidad de perdón, el perdón hacia los demás y hacia uno mismo. La compasión, la lealtad, y cómo no, el amor a la belleza, ya sea de la naturaleza o del ser humano. Disfrutar y valorar lo humilde.

Usted que ha tratado con tantos jóvenes, ¿cuál cree que es el principal problema de los problemas psicopatológicos que sufren?

La sociedad, sin duda. Hay una patología social, donde lo que se transmite no es lo real. El mensaje de sucesos y mediático a veces da una impresión de riesgo terrorista, que existe pero que es puntual. Eso genera desazón. Las separaciones mal llevadas, que son muchas, genera en los niños mucha inseguridad. Por otro lado, la sobreprotección llevada al extremo hace que los chavales no sepan después afrontar la vida. Y después están los padres que no deberían de serlo.

Esa era una de mis preguntas. ¿Hay gente que no está preparada para ser padres?

Sí, más que gente que no está preparada es gente que nunca lo estará.

Por eso se lo digo.

Sí, porque son problemáticos, porque están enfermos, porque no quieren a sus hijos, porque anteponen la droga. Hay muchas patologías sociales. Está la ludopatía, la cantidad de puticlubs que tenemos. Es verdad que en la propia red existen temas que son muy problemáticos. Y eso nos ha llevado a casos como La Manada, que son muy significativos del placer, de la desresponsabilización. A veces en vez de estar educando como ciudadanos, se está educando como clientes. El cliente tiene la razón, el cliente exige... Y eso es un problemón.

¿Son esos los niños tiranos?

Bueno podría ser. Yo presido un programa, Recurra, con un equipo de 108 personas que trabajamos con 96 chicos. A veces machacan, ridiculizan a sus padres; están en conflicto. Pero son chicos que quieren a sus padres. Pero el problema es que se han acostumbrado a ser dictadores. ¿Por qué? A veces no es fácil. A veces son niños que son adoptados en Europa del Este y vienen con el síndrome de alcoholismo fetal. A veces porque aunque los padres sean muy buenos hay gente que no lo vive así. No es fácil. ¿Esa es una realidad que existía antes? No. Esto es algo novedoso. Ahora bien, en otras generaciones no había igualdad. Entonces, en una sociedad más igualitaria, donde se diluye la autoridad, la educación se hace más complejo, pero los padres lo luchan.

Ahora que llega el verano, se produce una mayor convivencia entre padres e hijos y pueden surgir más conflictos. ¿Cómo se ponen los límites?

Bueno, el verano es una época para disfrutar, pero también puedes tener problemas de convivencia con tu pareja. Hay muchas parejas que se separan después del verano. Yo no empezaría el verano empezando así. Si llevo todo el curso diciendo que tengo poco tiempo para estar con mis hijos, pues es el momento. El conflicto es parte de la vida, como los juicios. Lo que hay que hacer, es decir todos, vamos a disfrutar y no vamos a ser esclavos ningunos de otros. Además, yo estoy viendo ahora a padres con sus hijos por el aeropuerto y van encantados.

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