El hombre más 'yanki' nacido en Seixo

Se cumplen doce años del fallecimiento de John Balan, a los 74 años de edad ►Showman por vocación y amante de los westerns, dio el salto de las tascas a la televisión
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photo_camera John Balan, en la plaza de toros. ADP

Comía a las doce, imitaba la forma de vestir de los americanos y adoraba el espectáculo. Este jueves se cumplen 12 años de su fallecimiento, a los 74 años, pero de John Balan quedan multitud de recuerdos que forman parte de la historia de Pontevedra y de Marín, cuya parroquia de Seixo vio crecer y vivir a Manuel Balán Villanueva, también conocido como hombre orquesta. "Manuel Balán es demasiado vulgar. En cambio, John Balan suena a artista caro", declaraba en una entrevista publicada en este periódico en agosto de 1966.

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También las hemerotecas de los medios de comunicación y de las televisiones guardan el testigo del que fue el hombre más yanki nacido en Seixo. Su afición por las películas de vaqueros le vino desde niño y fue creciendo en las salas de los cines de su parroquia, tal y como recuerda su amigo Wladimir Dragossan, con el que compartió platós en la televisión autonómica y en programas nacionales.

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Lo descubrió el empresario dueño del cine, que lo llevó a un bar a Marín para que demostrase que sabía cantar. Tratando de disimular la gheada y con intención de hacerlo lo mejor posible, aquel hombre todavía llamado Manuel Balán cantó: "Malagueña salerosa, qué bonitos ogos tienes". Lo cuenta Dragossan mientras enumera anécdotas que vivió junto al conocido como hombre orquesta. Aquella actuación en un bar le sirvió para formar parte de un grupo musical como vocalista. "Eu fago de vocalista ou de vocaburra, o que me mandedes", contestó Balan al primer ofrecimiento.

Pero si de Balan se recuerdan los boleros, en la memoria popular permanece todavía más su acento americano, su talento para imitar las voces de los westerns, su sombrero de vaquero y su interés por todo lo relacionado con la cultura americana. "Yo a los americanos si los aprecio es porque tienen mucho dinero. Tienen todo el dinero del mundo", le decía Balan al periodista de Diario de Pontevedra Pedro Rivas en 1966.

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Quizás su origen humilde fuese el motivo de ese interés por América. "Él pasó penurias, hubo gente que se aprovechó de él", indica Wladimir Dragossan, que recuerda los últimos años del artista como un tiempo en el que sufrió el confinamiento en un asilo. "No le gustaba ese ambiente, él estaba cómodo en el escenario o en la tabernas, haciendo sus chistes y haciendo reír a la gente", cuenta.

Lo de John Balan era un don, algo con lo que había nacido. Dragossan siempre lo recuerda como un hombre de Marín que soñaba con ser vaquero. Siendo Dragossan un niño, el conocido como hombre orquesta acudía a casa de sus abuelos para echarles una mano picando leña o ayudando a su abuela con la mercancía que traían los viajantes para la tienda de telas que tenía. "Como no se sabía el nombre de todos los viajantes venía y preguntaba: "Doña Carmen, chegou don viajante?".

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Si algo tenía Balan era sentido del humor. En el chiste, la música, la farándula, se sentía cómodo. Por eso le hizo tan feliz resumir su vida en un monólogo lleno de anécdotas divertidas que interpretó en el cine Seixo. "Yo no falté, habíamos discutido y él estaba pendiente de si asistiría. Al verme nos dimos un abrazo. ¿Cómo iba a perdérmelo?", cuenta.

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