Opinión

Jordi y el cambio de paradigma en el porno

El último estudio de PornHub sobre consumo de pornografía en España confirma a Jordi El Niño Polla como el actor porno más buscado del país. El joven manchego ya se había destapado en las estadísticas del año pasado como el pornstar más demandado en todo el mundo, lo que sugiere que tal vez nos encontramos ante un cambio de paradigma en el cine X. Los machos alfa hipertrofiados con un comportamiento marcadamente dominante sobre su partenaire femenina, rayano en el maltrato en muchas ocasiones, quedan relegados por un chaval que pesará 50 kilos, medio pasmado –en su salto a América al menos le han enseñado a abrir la boca de sorpresa– y con una cara de monaguillo que es que es carne de meme viral para engañar a adultos no iniciados –haciéndolo pasar por campeón europeo de matemáticas indignantemente ignorado por los medios de comunicación, por ejemplo–.

Jordi ENP[Jordi ENP, en su canal de Youtube]

En sus vídeos, Jordi El Niño Polla suele ser la víctima (agradecida) de los apetitos lujuriosos de maduras que lo utilizan poco menos que como muñeco sexual, levantándolo en volandas y ahogándolo entre sus pechos, como si fuesen la estanquera de Amarcord. Lo inician, pobrecillo, en lo que es la vida y las pasiones. Es decir, que Jordi somos todos. En él podemos reconocer nuestra inexperiencia, nuestra torpeza y, sobre todo, nuestra vulnerabilidad ante el poderío de una mujer a la que deseamos y que al parecer, sorprendentemente, también nos desea. Asumir estas flaquezas propias y saber disfrutar con reconociéndolas es un auténtico acto de madurez y honestidad.

En él podemos reconocer nuestra inexperiencia, nuestra torpeza y, sobre todo, nuestra vulnerabilidad

Es cierto que, a pesar de intentos aperturistas como los de la directora Erika Lust, el porno es todavía un territorio machista por definición. Pero quizás, de la mano de Jordi (o así), este universo falocéntrico puede tornarse más amable, más natural, más humano. Hay un clip significativo en este sentido. Lo protagoniza Jordi El Niño Polla, pero también está realizado igual, plano por plano, con otro estereotipo de pardillo de la industria como Juan El Caballo Loco, una especie de versión mexicana del anterior. En él, Jordi observa agazapado el fracaso sexual del típico abusón de instituto para, tras su huida con el rabo literalmente entre las piernas, dedicarle una peineta vengativa y entrar en el cuarto de la chica a enmendarle la plana. Con nota, por supuesto. Toda una metáfora de este fin de ciclo.

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