Opinión

Los jóvenes pagan el pato

Los jóvenes son los eternos incomprendidos. En cada década han tenido que escalar los muros que los separan de los adultos, en los que cada año de menos asemeja una piedra más. Y nunca fueron tan altos como los de la generación Z, la de esos veinteañeros que bailan en TikTok, cantan con autotune y discuten en Twitter, donde ni se molestarían en contestar al carroza que firma estas líneas. No me retracto en la descripción, pero sí les pido perdón por cargarles los muertos de la pandemia. Porque solo un 1,2% de ellos dio positivo en Santiago, donde nos escandalizamos por que cada jueves monten fiestas 50 universitarios de los 20.000 de esta ciudad. Sí, la misma donde casi todos los rostros sin mascarilla son arrugados.

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