Opinión

La botadura del J.S. de Elcano

EL JUAN Sebastián de Elcano mítico navío de la Armada Española cuenta ya con 90 años (los cumplió el pasado día 5) de historia en los que ha recorrido océanos y mares en sus cruceros de instrucción de los guardiamarinas que cursan estudios en la ENM de Marín. De su construcción me informo yo a través de un extraordinario libro J. S. de Elcano. Embajador y Navegante. 2002. José Cervera Pery y Rafael Estrada Giménez) con el que fuí obsequiado con motivo de mi jubilación, -en marzo de hace seis años-, por el entonces comandante-director de la ENM, Marcial Gamboa.

La creación de los buques escuela tiene su origen hace 300 años. Concretamente en 1717 cuando se comunica a los cadetes de la Real Compañía de Guardias Marinas que debían cursar tres tercios de su aprendizaje a bordo de uno de los buques de Su Majestad, en el cual aprenderían de las vicisitudes de la vida a bordo de un navío. Es siglo y medio después cuando la Armada decide transformar en buques escuela cuatro de sus barcos que, a través de décadas, acogieron a los guardiamarinas durante su formación convirtiéndose éstos en antecesores del posterior Juan Sebastián de Elcano. Todo cambió con la llegada del s. XX, época en la que la Armada jubila a la veterana corbeta, y a su vez buque escuela, Nautilus, dejando un hueco en la Marina que hizo necesaria la construcción de un nuevo barco que hiciera las veces de academia flotante. Por todo ello, el Ministerio de Marina acordó construir en los astilleros Echevarrieta de Cádiz un buque con en el que poder formar a los guardiamarinas. Y 1925 un velero bergantín-goleta emerge de la dársena gaditana planteándose la posibilidad de que fuera bautizado con el nombre de Juan Sebastián de Elcano como recuerdo a tan ilustre marino. Según estaba previsto se botó con ese nombre el 5 de marzo de 1927. Contaba -y cuentacon 94 metros de eslora y 4 palos nombrados Blanca, Almansa, Asturias y Nautilus. No es hasta agosto de 1928 cuando iza velamen para su primer crucero de instrucción dando una vuelta al mundo en dirección inversa a la que, en su momento, siguió el marino que le da nombre. Su destino fue el puerto de Nueva York.

A lo largo de su vida el Juan Sebastián de Elcano se ha convertido en una embajada flotante haciéndose a la mar regularmente para realizar una travesía de seis meses con una nueva promoción de futuros oficiales de la Armada, que se entrenan duramente a bordo, como lo hizo ayer zarpando en su LXXXIX Crucero de Instrucción que concluirá el 12 de julio en Marín a donde llegará para asistir a la celebración de los actos en honor a la Virgen del Carmen. Feliz singladura al nonagenario buque con el deseo de que pronto comparezca en nuestra ría para compartir con su tripulación la festividad de su patrona la Reina de los Mares.

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