A MÍ me pasa, queridos lectores, que cada vez soporto menos el silencio. Ya lo ven. No sé si es algo que me ha venido con los años o que ha estado siempre ahí, pero es que si me sacan de mi rutina de levantarme, abrir la persiana, poner la cafetera y encender la radio, me pongo de mal humor. Yo creo que no hay nada como estar aún con la cabeza a medio despertar y que alguien, desde el otro lado del transistor, te esté haciendo el trabajo de ponerte al día de lo que pasa en el mundo. Además, es verdad que con las voces de la radio uno crea un nexo igual de fuerte que el que se tiene con un amigo.
Es lo que me pasa a mí con nuestra querida Carmen Abal, que ha estado entrando en mi casa todos los días desde hace tantísimos años que ya forma parte del núcleo duro de mi vida. Por eso este miércoles me revolví de alegría cuando me subí al coche, encendí la radio y la escuché contándonos todo lo que pasa en nuestra ciudad desde los estudios de Radio Pontevedra. ¡Qué gusto volver a escucharte, Carmen! Sé que ahora no será algo rutinario, pero yo con eso me conformo.
He de decir que este miércoles no solo tuve en la cabeza a mi estimada compañera de profesión, sino también a Félix Juncal. Un pajarillo me chivó que fue su santo, por el que le felicito aunque sea un poco tarde. Me pregunto cómo lo habrá celebrado. Podría, por ejemplo, haber pasado la tarde disfrutando de la nueva fuente cibernética de la Praza Massó, que inauguró la pasada semana metiéndose valientemente entre los chorros de agua sin mojarse apenas una pizca, pero cuánto me temo que la lluvia del miércoles le estropeó el plan.
El que seguro que no perdió la ocasión de ir a ver la novedad de la villa fue Jacobo Sutil, director de Agadic, que según Xosé Leal no pierde oportunidad para ir a Bueu a pasar un par de horas, aunque sea por trabajo. ¡Ya somos dos, querido Sutil!
