Un jornal de entre cinco y siete euros por hora

La vendimia arranca con un precio de récord

De los 80 céntimos que se pagaron de media el año pasado por cada kilo se pasa a un promedio de entre 1,20 y 1,30 euros ►Algunas bodegas ofrecen dos euros y contratos a varios años para garantizar el acopio de materia prima ►UU AA prevé una merma importante en la cosecha

La escasez de uva con la que se han topado las bodegas amparadas en la Denominación de Orixe Rías Baixas ha hecho que el precio de la misma suba como la espuma. Si el año pasado los viticultores de estas tierras percibieron una media de entre 80 y 90 céntimos por cada kilo de uva, en esta ocasión "la gran mayoría recibirá entre 1,20 y ,130 euros". Algunas bodegas incluso están cerrando tarifas cercanas a los 1,50 euros y "se dice que hay quien ofrece hasta dos euros" con tal de poder hacer frente a los pedidos de botellas que tiene en cartera.

Ello implica una subida de precios de hasta el 170% y unas consecuentes tarifas de récord. El secretario comarcal de Unións Agrarias en las Rías Baixas, Manuel Ángel Dopazo, asegura que se trata de uno de los valores más altos alcanzados en la historia de la Denominación, a la par de los que se manejaron en 1998, "cuando también hubo un bajón de uva y se llegaron a pagar 500 pesetas por kilo, tres euros de los de este sábado".

La necesidad de hacer acopio de materia prima también ha provocado que ciertas marcas estén ofreciendo a algunos cosecheros contratos por varios años para lograr amarrar sus producciones. "Hay muchos viticultores que son fieles a sus contratistas y que no se van a cambiar por unos céntimos ni por un año solo", apostilla Dopazo.

El portavoz sindical atribuye la escalada de precios a la merma que han sufrido las cosechas, fundamentalmente, por el ataque del mildiu ocurrido entre junio y principios de julio. La enfermedad fúngica afectó a los viñedos en plena fase de floración, por lo que "hubo parcelas enteras que se echaron a perder" y otras en las que afloraron racimos "más pequeños" de lo habitual.

COSECHA. El Consello Regulador prevé una merma en la cosecha de entre el 10 % y el 20% respecto al año pasado, lo que daría lugar a una recolecta de entre 25 y 30 millones de kilos. El pronóstico toma como base el informe presentado por el Servicio Técnico del Órgano de Control del propio Consejo, que, según las fuentes oficiales consultadas, es elaborado con detalle "por los técnicos de campo de las bodegas". En cambio, las previsiones de Unións Agrarias son algo más pesimistas y hablan de una reducción de entre el 25% y el 30% en comparación a la última vendimia, lo que implicaría una cosecha de entre 20 y 25 millones de kilos de uva. "Quizás supere a la de 2014 (de 24,1 millones), pero si lo hace, será por muy poco", augura Dopazo.

A modo de comparación, cabe recordar que la cosecha más abundante de los últimos años tuvo lugar en 2011, cuando se manipularon 41,7 millones de kilos, y que las dos siguientes sucedieron en 2013 (33,7 millones) y 2015 (31,9).

CONTRATOS. Otro de los cambios que acompañan a esta vendimia es que las bodegas están cumpliendo la obligatoriedad de firmar un contrato con los viticultores y se presupone que la gran mayoría pagará a los proveedores en el plazo de 30 días. Unións Agrarias cree que las amenazas de inspecciones y de sanciones que hizo públicas el año pasado surtieron efecto y que las tornas han girado a este respecto.

Ahora la gran reclamación es que los contratos entre bodegas y cosecheros sean más duraderos, de unos tres años, y que el precio sea más estable. "Competencia prohíbe fijar precios, pero sería conveniente establecer un precio más equlibrado, porque reportaría estabilidad a los viticultores y a las bodegas. No es normal que el kilo se quede por debajo del euro, como ocurrió el año pasado, pero tampoco los precios desorbitados que se están manejando este año", señala Dopazo.

Por este motivo, Unións Agrarias solicitó hace diez días a la directora xeral de Gandaría, Agricultura e Industrias Agroalimentarias, Belén do Campo, la celebración de una Mesa do Viño, por la que "seguimos esperando".

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