Opinión

La felicidad en Vilalba

LA RAE acaba de incorporar nuevas palabras que enriquecen el idioma con más posibilidades de comunicación. Pero en Navidad la palabra que más se escucha es "felicidad", un vocablo tan viejo como la humanidad que el Diccionario define como "estado de grata satisfacción espiritual y física".

"Regala felicidad" es el eslogan de empresas y comercios para cautivar a los consumidores, que en el ambiente festivo de estos días también regalamos todos a familiares, vecinos y amigos envuelta en los mejores deseos.

"¿De qué hablamos cuando hablamos de felicidad", se preguntaba el neurólogo Facundo Manes en un trabajo reciente. La psicóloga María Jesús Álava apunta que para ser felices debemos perdonarnos nuestros errores y fracasos, querernos por nuestros esfuerzos y no sentirnos responsables de lo malo que ocurre en nuestro entorno.

Hay personas, dice Rojas Marcos, que la definen como una emoción intensa que les invade súbitamente; para otras es un estado de éxtasis ante una imagen bella o algo que les llega al alma y para unos terceros es un sentimiento placentero y apacible que alimenta el gusto por la vida.

La alegría desbordada de tantos vilalbeses es la imagen viva de su estado de felicidad al verse tocados por la suerte que les libera de incertidumbres


Las imágenes de los agraciados por la lotería en Vilalba —y en otras localidades gallegas— corroboran la descripción del reconocido psiquiatra. Aquellas personas trabajadoras y sencillas reflejan en sus rostros "la emoción intensa" que les invade ante la visita repentina de la fortuna.

La alegría desbordada de tantos vilalbeses es la imagen viva de su estado de felicidad —la cara es el espejo del alma— al verse tocados por la suerte que les libera de incertidumbres, les da seguridad ante el futuro y les permite ahora tapar agujeros económicos, ayudar a los hijos, retomar un proyecto pendiente, realizar la compra deseada o el viaje aplazado. Galicia se alegró con ellos.

Pero la felicidad no está solo en la lotería, aunque el dinero ayude mucho. Cuentan que el naturalista inglés Charles Darwin preguntó a un niño de unos cuatro años que era para él ser feliz y el pequeño contestó "hablar, reírme y dar besos". Dicho por un niño significa que la felicidad nos sale al encuentro en las pequeñas cosas de cada día, pero con frecuencia pasa de largo porque los mayores cultivamos más "el arte de amargarnos la vida", que describe Paul Watzlawick, que la capacidad de buscarla para experimentar ese "estado de grata satisfacción", que en eso consiste ser feliz. Que es lo que les deseo para el año que viene.

Comentarios