DIARIO DE VIAJE... La política circular

Lores y Gulías participan en la Comisión de Desarrollo Urbano y Ordenación territorial del Senado de México
photo_camera Lores y Gulías participan en la Comisión de Desarrollo Urbano y Ordenación territorial del Senado de México

El edificio del Senado mexicano es el mejor ejemplo de honestidad arquitectónica que he visto en toda mi vida. Se trata de una construcción circular, que simboliza cómo se mueve la política mexicana, igual que las demás. Todos los edificios institucionales debieran ser construidos así, en forma de círculo, para que los políticos pudieran moverse como siempre, dando vueltas en círculo sin llegar a ningún lado, pero con mayor comodidad. Otra de las enormes ventajas del edificio es que tiene un gran patio central donde permiten fumar. En ese patio se ven muchos senadores y senadoras paseando en círculos, convirtiendo su vida diaria en una perfecta metáfora de su actividad política.

Pues ahí, en el Senado de la República, se reunía una comisión de Desarrollo Urbano en la que Lores explicaba su modelo de ciudad. Y van siete u ocho veces desde que llegamos. Los que venimos a cubrir este viaje podríamos explicar cada detalle del modelo de ciudad incluso durmiendo. Anteayer por la tarde lo hizo en Querétaro, donde, como sucediera en León y Celaya, toda la comitiva de Pontevedra comió a cuenta de los impuestos de los ciudadanos de Querétaro, a quienes me quiero dirigir directamente, sea cual sea su patronímico, para agradecerles el trato recibido. Tampoco los voy a invitar a venir, como va haciendo Lores irresponsablemente. Lores va recorriendo México e invitando a venir a Pontevedra a los responsables de Ciudad de México, a los de Celaya, a los de León y a los de Querétaro. ¿Qué pasa si empiezan a devolver las visitas? ¿Los invitamos a comer o a cenar como hicieron ellos con nosotros, en justa correspondencia? ¿Les explicamos que si quieren venir será asunto suyo pero que no podemos invitarles ni a una bolsa de pipas porque la acción política de la oposición pontevedresa se basa en preguntar qué se come con dinero público? Otra opción sería avisarles de que si vienen se traigan su comida y, a ser posible, la nuestra.

En el Senado habló el presidente de la comisión, que el hombre llevaba una mascarilla por una reciente operación de médula. Luego habló una senadora por Yucatán que pertenecía a esa comisión y también otro de Jalisco, presidente de la comisión de Movilidad del Senado. Yo conté a trece o catorce mexicanos y mexicanas, entre senadores y técnicos en los asuntos que se trataban. En todo caso, allí estaban los máximos responsables de desarrollo urbano y movilidad de los Estados Unidos Mexicanos.

Lores venía elegante. El más elegante de todos. Este hombre es un pozo de sorpresas. Su traje de príncipe gitano quedó colgado en el hotel y se presentó en el senado disfrazado de Felipe VI. A su lado, todos los demás parecían taberneros. La vestimenta de Lores merece un estudio, quizá un libro. Lo cierto es que incluso así vestido, en plan monarca, parece convincente. Todas y cada una de las veces en las que Lores se puso a hablar de coches, de modelos y de espacios, recibió elogios. Tanto se vino arriba que acabó hablando de sí mismo como de un predicador. El predicador del Evangelio de Lores. Lo curioso de todo no es que el modelo pontevedrés pueda aplicarse tal cual en ciudades que tienen veinte millones de habitantes, o medio millón. Pero todos los alcaldes o senadores con los que coincidió Lores tenían muy claro que el exceso de coches es un problema en cada ciudad del mundo, de ahí que alaben a Lores por haberlo resuelto en Pontevedra y todos le preguntan cómo pueden hacerlo ellos. Pues que compren el Evangelio y que se lo lean. Y si vienen a conocernos, que inviten.

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