Diario de un confinado

La procesión va por dentro

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photo_camera Pedro Sánchez y Salvador Illa, a su salida del hemiciclo. MARISCAL (EFE)

11:15
Me despierto con el debate parlamentario y pienso que tras el habitual postureo de nuestros líderes hay algo de desconcierto, de temor, de incertidumbre. Algunas intervenciones me confirman que ninguno de los intervinientes sabe exactamente a qué nos enfrentamos ni de qué armas disponemos. Sospecho que estarían más seguros de sí mismos ante una invasión alienígena. Todos hablan sin saber muy bien qué decir, salvo que el Gobierno lo hace mejor o peor. Pocos, muy pocos, ponen soluciones sobre el atril y todos fingen no estar asustados.


12:30
Pienso en toda esta gente que está muriendo en dos o tres semanas desde el momento en que contrae la enfermedad, sin tiempo ni forma de dar un consejo, de disponer de una última voluntad o de transmitir una última palabra. Lo que más asusta de este virus es eso; que acaba con las personas arrebatándoles lo más valioso que tienen, el tiempo. Incluso los ancianos que ya han agotado casi todo su ciclo vital tenían un futuro, por corto que fuese. Y si la persona a la que mata es todavía joven, fallecen también los hijos que no tendrá, la vida que no vivirá, todo su futuro, todo lo que hubiera hecho de no mediar el virus, todo el conocimiento que nunca acumulará.


14:45
No todo van a ser malos pensamientos. Veo en Twitter una foto de nuestro Rafa Fariña que cuelga mi admirada Belén López. Hierba creciendo entre las piedras de A Ferrería. La vida se abre camino, como decía aquel personaje de Parque Jurásico, y lo hace a una velocidad pasmosa. La naturaleza recupera su terreno en cuanto los humanos desaparecemos unos días. Eso me lleva a pensar que no somos tan importantes como creemos, ni mucho menos tan necesarios. Servimos mucho más a la destrucción que a la convivencia con nuestro entorno natural. Es otra cosa sobre la que convendría reflexionar, y lo dice uno que vive en la ciudad que más respeta al planeta y al medio. Si nos extinguiéramos todos y todas no pasaría nada del todo malo. La vida seguiría sin nosotros y puede que hasta mejor. Creernos el centro del universo con esa capacidad que tenemos de adaptarlo todo a nuestra medida es algo que tendríamos que repensar, en serio.


17:00
Nunca me gustaron las procesiones de Semana Santa. De niño iba porque mi madre me lo ordenaba y me aburrían soberanamente. Pues hoy las echo de menos, no por mí, que de celebrarse sería sin mi presencia. Las echo en falta por la gente que las disfruta, bien procesionando, bien como público. Pues mucho ánimo a toda esa gente. Sólo puedo decir para su consuelo que si Dios existe, cosa que ignoro, no necesita esas manifestaciones, que sirven para el consuelo de los fieles y no para alegrar a una divinidad. En cuanto a Cristo y a su madre, supongo que se sienten igual de bien con usted con procesión o sin ella. Si usted les quiere y sigue su ejemplo, con eso basta y sobra. La adoración no hay que mostrarla en la calle. La procesión va por dentro, hágame caso. Imagino que es más eficaz si se practica como un acto íntimo y no en eventos multitudinarios. Dicho eso, aunque no comparto esa frustración, la comprendo y me duele por quienes la sufren.


18:30
No sé si también le ocurre a usted, pero en estos días he recuperado contacto con gente de la que ni me acordaba, con antiguas amistades y hasta con personas a las que odio. Raro es el día en que no me escribe alguien preguntándome qué tal va todo. No sé si lo hacen porque se aburren o porque sienten la necesidad de hablar entre todo este silencio. Compañeros de clase de mi infancia, gente a la que perdí la pista hace décadas, hay de todo. Contesto a todos y a todas, a veces sin demasiadas ganas, solamente porque me siento bien haciéndolo. La gente, pienso, necesita contacto humano, saber que al otro lado de la línea hay alguien con quien charlar aunque sea un rato. Al menos conservamos ese lado bueno de la humanidad, el que nos permite hablar sin gritar y charlar sin discutir.


19:45
Las noticias de mi hermana Mercedes, contagiada en Londres, son buenas. Sigue con tos pero la fiebre y los problemas respiratorios han desaparecido. En cosa de pocos días pasará a engrosar la lista de los pacientes curados. Un peso que nos saca de encima, que nos hizo pasar un susto de muerte, perdóneme usted la expresión literal.


21:00
Muy bien Xabier Fortes, que publicó un artículo demoledor en el que más que defenderse, que tampoco tenía por qué, contraataca a esa ultraderecha mediática empeñada en desprestigiar su trabajo trufándolo de bulos y de mentiras tan malintencionadas que dan vergüenza. Les molesta que Fortes haga lo que ellos nunca han querido hacer: un periodismo libre, plural y objetivo al servicio del público que lo paga con sus impuestos. Y no soportan que la audiencia lo respalde día a día. Los ataques arrecian porque la ultraderecha está rabiosa. "De gente así sólo temo los elogios", dice siempre Xabi. Pues eso: a chorar a Cangas.