Opinión

Le va a tocar la Lotería

EL VIERNES será la lotería de Navidad. Se despertará con los cantos de los niños de San Ildefonso esperando que le toque el gordo, el segundo premio, el tercer premio o como último consuelo que le devuelvan el dinero que se gastó por jugar o la pedrea.

Lo que quizás usted no sepa es que le va a tocar la lotería si al amanecer tiene la suerte de levantarse de la cama. Saldrá el sol por el este a las 8:00 en punto del alba y la luz del astro iluminará los campos recubiertos por el hielo y la escarcha alumbrando las fachadas de los edificios en todas las ciudades de Europa. Mientras la Tierra da vueltas sobre si misma un rayo de luz saldrá disparado como una flecha desde el sol y cruzará 149,6 millones de kilómetros a través del espacio cósmico del universo para penetrar en la atmósfera azul del planeta desde donde descenderá directamente y en picado a trescientos mil metros por segundo traspasando el cristal de la ventana de su habitación hasta impactar en su mejilla provocándole el calor y la quemazón de un intenso beso.

Al salir a la calle respirará un aire nuevo deslizándose como el dulce perfume que la brisa eleva. Aire, oxígeno de caramelo,textura de algodón, burbujas transparentes, narcótico del corazón. Caminará por las veredas sintiendo el latido de la ciudad, percibiendo el bostezo aletargado de las calles que comienzan a abrir sus comercios y cafés. Un taxi esperando la clientela, el olor a pan al doblar la esquina, una colilla mal apagada junto a un portal que se va cerrando, los niños mirando por el cristal del autobús que los lleva y un vagabundo leyendo la prensa del día anterior.

Frío, apoderándose de todo, obligando a guardar las manos en el abrigo después de frotarlas como quien intenta encender un fuego con dos palos. Los coches harán cola ante el color rojo circular y un policía comentará el gol anulado del día anterior con un portero de hotel. Volarán lentas las nubes y su tono grisáceo será el reflejo del estado del alma. Los peces llegarán frescos al mercado y la estela de un avión se parecerá a la que deja la tiza de un maestro en una pizarra de escuela. Los obreros en el andamio le pulirán el rostro a una fachada maquillándola lentamente y una anciana observará la vida desde la ventana. Un perro olfateará una farola vacía de luz y las palomas reunidas en el tejado de la plaza esperarán las primeras migas de pan que todas las mañanas una mujer en bata rosa les deja en el escalón de una fuente antigua. Cada persona caminará apresurada por las avenidas guardando una historia, un plan, un reproche, una ilusión o un secreto. Un cartero timbrará en un portal para depositar sobres cerrados en los buzones que serán abiertos a mediodía por unas llaves curiosas de noticias ajenas, postales lejanas o temerosas de avisos bancarios. Habrá un peluquero de flores que no le gusta que le llamen jardinero y un mimo permanecerá en su tao particular ante la mirada impávida del gentío que circula por las aceras. En un banco de piedra una mano anónima dibujará un círculo bordeando una oferta de trabajo y habrá quien se queje de lo cara que está la vida.

Usted no lo sabe pero si el viernes se despierta, tendrá la oportunidad de estrenar un nuevo día con infinitas posibilidades. Si todavía respira, si su corazón late con fuerza, si lleva alzada la esperanza como la última bandera que hay que defender hasta el final en esta trinchera que es la vida, felicidades amigo. El bombo dorado del destino le va a premiar con la fortuna de estar vivo.

Comentarios