Lores el irreductible

El último mandato del líder del Bloque, que no llegó a implantar su proyecto estrella del compostaje, fue uno de los más provechosos en cuanto a las relaciones institucionales

Lores na sede de Diario de Pontevedra GONZALO GARCÍA
photo_camera Lores en la sede de Diario de Pontevedra GONZALO GARCÍA

Pontevedra sigue siendo la aldea gala del BNG. Y lo es gracias al tirón electoral de Miguel Anxo Fernández Lores, un político que despierta tantas filias como fobias. En sus 20 años en la Alcaldía no ha dejado indiferente a nadie.

Los que lo conocen aseguran que lo mejor del líder nacionalista es que es una persona "optimista". Y señalan su "xenio" como peor cualidad. Lores es de mecha corta.

Salvo sorpresa mayúscula, el próximo 15 de junio volverá a convertirse en alcalde de la ciudad. Por sexta vez consecutiva.

La primera vez que logró el bastón de mando municipal fue en 1999. Llevaba doce años como concejal de la oposición cuando alcanzó un resultado histórico para el Bloque, que pudo gobernar gracias al apoyo del PSOE.

La construcción del modelo urbano ha sido una de sus grandes bazas electorales en los 20 años que lleva como alcalde

El último alcalde 'popular', Juan Luis Pedrosa, le cedió el testigo a Lores el 3 de julio de 1999. Lo hizo en un Pleno de investidura en el que el regidor de la formación de derechas enterraba el hacha de guerra contra uno de sus principales rivales. El líder nacionalista, médico de profesión, instó a los tres partidos de aquella Corporación a construir juntos "un concello modélico".

Las palabras de aquel discurso enseguida se plasmaron en acciones concretas. El 7 de agosto ejecutó la primera: cerrar la zona monumental al tráfico rodado. La fecha elegida encerraba un gran simbolismo, no solo por la prohibición de que los coches circulasen libremente por el casco histórico, sino también porque aquel fue el último año de la ceremonia de la reina de las fiestas.

La construcción de un modelo urbano centrado en el peatón fue casi una obsesión para Lores y su equipo. Las peatonalizaciones fueron el origen de un sistema de movilidad que trajo los primeros 'lombos' a Pontevedra en 2004. Más tarde, en 2010, se implantó la zona 30 en todo el casco urbano.

El modelo urbano pontevedrés, que el periódico británico The Guardian elevó a "paraíso", fue una de las grandes bazas electorales de los nacionalistas. La proyección exterior de la ciudad comenzó en 2013 con su primer premio internacional. En 2015, año de las municipales, llegaron tres más. Entonces, Lores obtuvo el mejor resultado hasta la fecha: doce de los 25 concejales de la Corporación. Se quedó a uno de la mayoría absoluta, otra de las cuentas pendientes del mandatario con las urnas.

El gran caballo de batalla de Lores sigue siendo la presencia de Ence en Lourizán

En sus dos décadas al frente del Concello, el BNG ha tenido altos y bajos con todas las administraciones. Uno de los más tensos fue con la Xunta, tanto con la de Fraga como con la de Alberto Núñez Feijóo. Con este último se ha reunido en cuatro ocasiones. Y pese a que las relaciones se normalizaron en 2015, justo después de que el PP perdiese la Deputación, las últimas citas electorales y la negociación de proyectos para Pontevedra han vuelto a elevar la rivalidad entre ambos.

El último mandato del líder del Bloque, que no llegó a implantar su proyecto estrella del compostaje, fue uno de los más provechosos en cuanto a las relaciones institucionales. El gran hito fue poner fin a la 'guerra fría' que históricamente ha enfrentado a Pontevedra y Vigo. La visita oficial a la capital provincial del alcalde vigués, el socialista Abel Caballero, en 2016 confirmó aquel 'deshielo', que fue posible gracias al gobierno de coalición entre BNG y PSOE, que consiguió desalojar por primera vez al Partido Popular de Rafael Louzán de la Deputación.

En 20 años como alcalde, a Lores lo ha acompañado siempre la polémica. Y Ence. La permanencia de la pastera en Lourizán ha sido su gran caballo de batalla. Hasta el punto de que la prórroga de 60 años otorgada a la empresa en 2016 llevó a la Corporación municipal, a iniciativa de PSOE y Marea y con el apoyo del BNG, a nombrar a Mariano Rajoy persona 'non grata' en Pontevedra.

La relación con el expresidente del Gobierno ha sido nula. De hecho, Lores ha llegado a reconocer que la moratoria a Celulosas "é un erro histórico que non se lle perdoará nunca" a Rajoy.

La breve legislatura de Pedro Sánchez tampoco empezó bien. Los nacionalistas deberán retomar el contacto con el PSOE para ser escuchados en Moncloa. La aldea gala de Lórix deberá mirar hacia Madrid.

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