Los Camiños Escolares cierran el primer trimestre con un aumento de usuarios

Tres alumnos del CEIP Campolongo, entrando solos al colegio. javier cervera-mercadillo
photo_camera Tres alumnos del CEIP Campolongo, entrando solos al colegio. javier cervera-mercadillo

PONTEVEDRA. «Cada vez hai máis nenos que van sós ao cole. Isto empezou dunha forma tímida a principios de curso e pouco a pouco integráronse máis alumnos, tamén porque entre eles se van animando. Esperamos que esa tendencia siga nos cursos futuros». Este es el balance que realiza el director del CEIP Campolongo, José Manuel Sánchez Moure, del programa Camiños Escolares. Su colegio entró este año en la red que el Concello puso en marcha en 2010 y que se está desarrollando con éxito, consiguiendo que más de 400 escolares pontevedreses recorran sin la compañía de sus progenitores el camino al colegio. De esta manera, se evita que los padres cojan el coche y se fomenta el ejercicio físico entre los escolares, luchando así contra la obesidad infantil.

Sin duda, el buen funcionamiento del sistema está basado en la colaboración de la ciudadanía: los comercios, bares y restaurantes facilitan ayuda a los niños si tienen algún problema cuando se dirigen de vuelta a sus casas y hay voluntarios situados en los puntos más conflictivos (sobre todo en cruces con mucho tráfico). Además, la Policía Local controla la situación a través de semáforos y cámaras de seguridad.

Todo ello anima a los padres a dar el paso y dejar que sus hijos acudan al colegio a pie. El CEIP Campolongo registraba en el mes de octubre a 124 escolares caminando solos y 260 acompañados; el CEIP Álvarez Limeses tenía a principios de curso a 90 niños que iban solos y a 150 acompañados. El Vidal Portela, por su parte, tiene según los últimos datos de la Policía Local 52 niños que van a diario sin sus padres al colegio, mientras que 110 acuden con sus familiares. Se espera que estas cifras se incrementen todavía más a final de curso.

Amigos y hermanos

Uxía Ferreira, Marta Torres y Tomás Arias son tres alumnos de 6º de Primaria del CEIP Campolongo. Los tres se muestran algo indiferentes cuando hablan de si les gusta ir a pie o es mejor utilizar el coche para desplazarse, pero son mucho más rotundos cuando se les pregunta si prefieren ir solos o con sus padres. «No, no, solos».

Uxía y Marta comenzaron a no depender de sus progenitores para ir al centro escolar hace solo unos meses, en septiembre. En el caso de Tomás, desde 3º va a clase con su hermano mayor y, este curso, también acompaña a su hermano pequeño, ya que los tres estudian en el mismo colegio.

A sus once años, lo que más valoran es la posibilidad de relacionarse con sus compañeros de clase por el camino. Marta vive muy cerca del cole, pero aún así queda con sus amigos para ir con ellos. De esta manera, se cumple uno de los objetivos del proyecto del Concello: que los niños aumenten el ejercicio físico que realizan a diario sin verlo como una obligación, sino como algo divertido. Y es que lo importante no es que vayan solos, sino que vayan a pie.

Un factor a tener en cuenta para que los padres decidan apuntarse a los Camiños Escolares es la cercanía a la que se encuentran sus viviendas. Por eso el porcentaje de alumnos de los centros públicos que forman parte del proyecto es mayor que el de los centros privados, ya que en el primer caso la concesión de la plaza depende de los kilómetros a los que viva el niño. En los centros privados, la definición de las rutas recomendadas y el aumento de la seguridad en zonas concretas de la ciudad, tarea que realiza la Policía Local, se complica.

Además, como toda ciudad gallega, Pontevedra cuenta con los inconvenientes del clima. Los días de lluvia son muchos los padres que optan por ir en coche a recoger a sus hijos. Es en esos días cuando más problemas se registran en la entrada de los colegios, porque muchos vehículos estacionan encima de la entrada y los niños deben esquivarlos para acceder al centro educativo.

Lluvia

El director del CEIP Campolongo, José Manuel Sánchez Moure, explica que, a pesar de la reducción de problemas en la entrada de su colegio desde comienzos de curso, los días de lluvia sigue habiendo algún conflicto, debido en su opinión a familias que no pertenecen al centro pero utilizan el servicio de comedor o las actividades extraescolares del mismo.

Aún así, el tráfico es lo que más ha mejorado desde que se inició este proyecto en el centro pontevedrés. Sigue habiendo más tránsito rodado en el horario de entrada y salida del colegio, pero los atascos en las calles próximas han disminuido de forma notable. «Á entrada do colexio o tema dos coches parando de calquer xeito diante das portas era un pouco caótico. Non podemos dicir que desaparecera totalmente, pero si se solucionou nun 80 ou 90%», afirma Sánchez Moure.

Para solucionar todos los posibles inconvenientes, a principios de curso se pusieron en marcha zonas de servicio para dejar y recoger a los niños. El colegio Doroteas cuenta con espacios de aparcamiento en las calles Afonso XIII y Echegaray, el de Campolongo, en Iglesias Vilarelle y Augusto García Sánchez, y el CEIP Salvador Moreno en ambas aceras de Rosalía de Castro. Además, se crearon espacios de zonas de servicio ante el CEIP Barcelos y en las calles Joaquín Costa y Blanco Porto, para garantizar la seguridad de los niños de Álvarez Limeses y Calasancias. La calle de A Estrada también cuenta con espacios acotados a ambos lados para que los padres dejen y recojan a los alumnos del colegio Sagrado Corazón.

Mayor control

Vigilancia en los horarios de entrada y salida

El Concello reforzó este año la vigilancia en los colegios de la ciudad en los horarios de entrada y salida, con el objetivo de evitar aparcamientos indebidos que puedan poner en peligro la seguridad de los niños.

Los padres que infringen las normas de aparcamiento en las zonas escolares se exponen a una sanción de tráfico de 200 euros y a la retirada del coche al depósito municipal (que desde hace unos meses cuesta algo más de 115 euros).

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