Los mineros no pudieron reaccionar ante el desprendimiento de gas que expulsó el oxígeno de forma ''radical y brutal''

Los mineros fallecidos por "grisú" (metano) en la mina Pozo Emilio del Valle "no pudieron reaccionar" ante un gran desprendimiento de este gas (CH4) que "deja sin oxígeno de forma radical y brutal", ha explicado a EFEfuturo el vocal de la junta del Colegio de Ingenieros Técnicos de Minas de Cartagena, José Sicilia.

Para comprender lo sucedido en la mina leonesa, en la que han muerto seis mineros, hay que remontarse al proceso de carbonificación, donde los vegetales sepultados a gran profundidad dieron lugar al carbón, que desprendió gases como el metano -principal componente del grisú- y lo acumuló en bolsas dentro de las mismas capas de carbón.

Sicilia explica que al encontrarse a tanta profundidad -600 ó 700 metros- el gas desprendido ha tenido una compresión muy grande y que su liberación se ha podido producir al entrar en contacto con la maquinaria de los mineros.

Es como "cuando un globo se llena de forma muy fuerte y lo soltamos, se desinfla de una manera casi instantánea y esto es lo que ha pasado con un embolsamiento que contiene un gas capaz de robar más del 80 % de oxígeno que encuentra a su paso", ha explicado.

Si el embolsamiento de gas adherido a la masa de carbón es muy grande, "como parece que ha sucedido", y el desprendimiento es repentino, "no hay tiempo de reaccionar" y "no existe forma humana ni científica de ir por delante en la prevención", ha enfatizado.

No obstante, una comisión de expertos será la que tendrá que investigar lo que ha sucedido cuando baje a la mina y determinar si se hubiera podido evitar.

En ocasiones, "si la fuga de gas grisú es pequeña se procede a trasladar al personal a una galería de emergencia, de ahí que insista en que, al parecer, ha tenido que ser un fuerte desprendimiento instantáneo", ha añadido Sicilia, quien sostiene que en estas situaciones "una simple chispa hubiera provocado una explosión".

Sicilia ha apuntado a EFEfuturo que estos casos no son frecuentes en España, "donde se ha avanzado muchísimo en medidas de seguridad y prevención desde los años 70 y más aún con la entrada de la Ley de prevención de riesgos laborales en el año 97".

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