Opinión

Los padres de la patria

¡Por fin! Han aparecido. Los han llamado a consultas al Congreso de los Diputados para que expongan sus sabios pareceres en una Comisión que se han inventado los socialistas del sector Sanchista y que se llama algo así como Comisión para la Modernización del Estado territorial. Nada más y nada menos. Y allí han aparecido los viejos Padres de la Patria para decirle, en resumen, a Pedro Sánchez que esconda su proyecto federalista o lo que sea en un cajón y que no meta la pata abriendo el melón de la reforma constitucional, si no sabe a dónde ir y lo que se quiere reformar, porque podemos acabar como la antigua Yugoslavia.

Quedan tres, pero estaban callados inexplicablemente. Manuel Fraga, Solé Tura, Cisneros y Peces Barba han fallecido. Solo viven Pérez Llorca, Herrero de Miñón y Miguel Roca, y todos ellos, vivos y muertos, fueron elegidos para la redacción del anteproyecto de Constitución que todavía disfrutamos y que ha dado a España el periodo más próspero de su Historia.

Hoy, la Constitución, que con tanta ilusión y esfuerzo escribieron estuvo en un tris de desaparecer por las locuras de unos funestos personajes que, felones y expertos en el trinque autonómico y local, dieron un golpe de Estado, felizmente abortado por Mariano Rajoy, que pretendía romper esta vieja nación y su convivencia en paz. Ante semejante situación de gravísima crisis constitucional, sorprendía sobremanera el silencio que han mantenido hasta estos días los señores Pérez Llorca, Herrero de Miñón y Miguel Roca, otrora supuestos hombres de Estado, que asistían, al parecer, indiferentes, a las embestidas que desde el separatismo vasco y catalán viene recibiendo nuestra Constitución desde hace ya mucho tiempo. Una Constitución cuya Ponencia felizmente redactaron y de la que siempre presumían públicamente. Una extraordinaria labor reconocida por todos y por la que fueron condecorados con las más altas distinciones del Estado, que se otorgan a los ciudadanos que con sus esfuerzos y trabajos hayan prestado servicios eminentes y extraordinarios a la Nación. Es por ello que nadie comprendía muy bien su silencio. El mutismo y el mirar para otro lado de unos padres constitucionales que debían de contar con autoridad moral suficiente para pronunciarse públicamente ante semejante provocación y ataque separatista, ha defraudado a muchos españoles que vivieron muy intensamente aquella época compleja y llena de peligros.

Muchos aun recordamos, claramente, que el fundamental objetivo del gobierno de Adolfo Suárez y de la inmensa mayoría de la oposición parlamentaria era hacer de España una nación moderna, unida y plenamente incardinada en Europa. Hoy, desgraciadamente, algunos parece que han olvidado lo mucho que costo llegar hasta aquí. Pérez Llorca y Herrero ya lo han advertido. No abran el melón, no vaya a ser que salgan otra vez todos los males y demonios de esta piel de toro y afloren de nuevo la insolidaridad, la desigualdad, la envidia, la mentira, el privilegio, y todo lo que ello trae consigo. España y los españoles no podemos volver a preguntarnos quienes somos y de dónde venimos.

Tardaron en salir pero al fin lo han hecho y han hablado con claridad y contundencia. Sobre todo Pérez Llorca y Herrero. La opinión de Miguel Roca, en cambio y como de costumbre, sigue siendo tibia e inescrutable. Él sabrá el porqué y ya le juzgara la Historia.

Comentarios