Luis Tosar: "Actualmente, la realidad ha adelantado por un lado a la ficción"

Algo vio Luis Tosar en Los favoritos de Midas que le hizo decir sí a una serie. El éxito rotundo que está logrando le da la razón
Luis Tosar. NETFLIX
photo_camera Luis Tosar. NETFLIX

Inmerso en la intensa campaña promocional de la serie Los favoritos de Midas (plataforma Netflix), la voz de Luis Tosar suena grave y profunda al otro lado del teléfono. Totalmente profesional. Pero algo cambia cuando escucha mi tono gallego. De modo reflejo, el actor (Lugo, 1971) incorpora ese mismo deje y conecta con sus raíces.

Ha regresado a la pequeña pantalla con una serie, Los favoritos de Midas, un formato que había asegurado que no le interesaba cuando dejó Mareas vivas. ¿Qué tenía este proyecto que lo atrajese tanto?
Para empezar, es una miniserie de seis episodios, que es algo que antes no se daba. Cuando dejé de hacer televisión se trabajaba con temporadas largas de muchos episodios, con una evolución del personaje muy incierta... Ahora han cambiado los formatos y se acercan mucho más al tipo de producto que me interesa. Y también pesó mucho que venía de la mano de Mateo Gil, un director con el que quería trabajar, y que era una historia muy atrayente.

"Mis tres Goya, y todos los premios que he ganado, los tienen mis padres en su casa de Xustás"

Los espectadores le están dando la razón, ya que Los favoritos de Midas se ha convertido en el fenómeno de la temporada, ensombreciendo incluso la nueva temporada de The Crown. ¿Se esperaban algo así?
No, la verdad es que no. La serie es densa y ambiciosa a nivel de contenido, ya que encierra una crítica a la estructura social que hemos montado y además plantea un dilema moral. Así que nuestras previsiones no iban por ahí y por eso nos ha sorprendido de manera grata que esté funcionando tan bien. Y no solo porque la serie esté gustando, sino porque también demuestra que el mercado ha cambiado y que la gente acepta ver cosas que no sean puro entretenimiento. Es grato constatarlo.

Esta ficción refleja un clima de malestar social, de inquietud... Más que nunca, realidad y ficción se dan la mano.
Sí, yo creo que siempre van juntas [risas], pero en ocasiones son muy disonantes. Lo que pasa es que en este caso la realidad ha ido adelantándonos por el lado casi sin darnos cuenta y yo te diría que se ha colocado un paso por delante de nosotros. Cuando estábamos rodando la serie, en China empezaba a cocerse algo, pero nadie podía pensar que iba a haber una pandemia mundial. Esto ha generado una serie de desórdenes y un malestar social general, no solo sanitario, que es el clima que se respira en Los favoritos de Midas, que de algún modo ha resultado ser bastante premonitorio.

Nunca descarto nada, así que ojalá a los sesenta años me apetezca irme a Hollywood

En la serie, su personaje se enfrenta a un dilema moral: ¿hasta dónde está dispuesto a sacrificar su estilo de vida para que no maten a una persona? Conectando de nuevo ficción y realidad, ¿Qué está dispuesto a sacrificar Luis Tosar por el bienestar común?
No tengo problemas en hacer esos pequeños sacrificios —realmente, no son otra cosa— que exige la situación actual. Vale, pues tengo que restringir mi vida social, cambiar ciertas costumbres... no veo ahí un gran sacrificio. Lo que sí hay en algunos casos es una falta de empatía total por el mal ajeno, porque no se entienden muy bien sino ciertas cosas que estamos viendo después de más de 40.000 muertos. A mí me resulta muy difícil hallar justificación a fiestas que veo, aglomeraciones... sin ningún tipo de medidas de precaución cuando otros se están muriendo al lado. Yo no sé si alguien se cree que esto es una invención de los medios de comunicación, pero la gente se muere de verdad y es terrible a lo que estamos asistiendo.

Tosar, en un fotograma de 'Los favoritos de Midas'. NETFLIXA Los favoritos de Midas no le ha afectado la crisis actual, pero sí tiene otro proyecto pendiente de estreno, la película Hasta el cielo. Desde dentro, ¿Cómo se está viviendo el momento actual en el mundo de la interpretación?
Al teatro, a la música... a todo lo que es presencial le está afectando de una manera brutal, y seguramente las consecuencias de esto se verán aún un poco más adelante, porque la gente se está quedando sin recursos. Por fortuna, las plataformas de televisión están salvando al sector audiovisual, porque hay demanda y se está rodando bastante. El cine también está en una situación muy rara, con las salas que no se sabe cuando abren o cuando cierran, y así no se puede garantizar un estreno, lo que complica mucho la situación para las productoras, ya no digamos para las más pequeñas, porque no resulta sostenible tener una película en el cajón sin poder distribuirla.

Cuando uno se encuentra en una situación profesional tan privilegiada como la suya, ¿Qué le pide al futuro?
Yo solo le pido seguir dedicándome a esto, no espero mucho más. Tal y como es el mundo, y lo hemos visto en toda su crudeza este año, en un momento la situación se puede poner patas arriba. No espero más que poder dedicarme a lo que amo. Me gustaría jubilarme —o no jubilarme si no quiero— en esta profesión que es maravillosa, pero difícil. Ya no era fácil antes, porque nunca se ha caracterizado por su estabilidad, y pese a que yo no tengo ninguna queja porque soy un privilegiado dentro de esta industria, sí sé que las cosas giran en un abrir y cerrar de ojos y más gráfico que este año no nos lo podían haber puesto. Así que ojalá pueda seguir trabajando. 

Me gustaría jubilarme siendo actor, pero sé que todo gira en un abrir y cerrar de ojos

Despéjeme una curiosidad, ¿Qué ha hecho con los tres Goya que ha ganado?
Los tienen mis padres en su casa de Xustás [risas]. Ellos aprecian más esas cosas, todo lo que de alguna forma representa los éxitos de sus hijos, y todo lo que he ido ganando se lo he ido llevando. Ahora ya no sé si tanto, pero antes les hacían más ilusión que a mí, eso seguro. A mí me hacía ilusión el reconocimiento, pero el premio físico... bueno, me da un poco lo mismo.

Reconoce que es un privilegiado en su profesión y eso mismo le podría dar un margen para plantearse cosas como un regreso a Galicia. ¿Estaría en su horizonte?
¡Si me fui hace muy poco! [Risas]. Me moví hace seis años, porque hasta los 43 yo vivía a medias entre Galicia y Madrid o donde fuera que tuviera que trabajar, pero mi casa estaba ahí. Así que aún no me siento suficientemente en la diáspora como para pensar en volver a Galicia.

Bueno, entonces se lo volveré a preguntar dentro de unos años.
Quizás sí, porque ahora mismo aún no me entró una morriña tan heavy como para volver á terra de forma imperiosa, ¡casi estoy aterrizando aquí!

Vivía volcado en mi profesión, pero desde que soy padre raciono y mido mucho los tiempos

¿Ha pensado alguna vez en intentar la aventura americana y seguir los pasos por ejemplo de su amigo Javier Bardem?
¡Pues igual me pilla un poco mayor! Ahora mismo, familiarmente tenemos una situación compleja, con dos niños muy pequeños, y no es fácil cambiar de vida, a no ser que hubiera una oferta de esas que no puedes rechazar, pero de momento tampoco ha surgido y no se ve en el horizonte que vaya a hacerlo. Si sale, se pensará. Pero es cierto que yo nunca descarto nada y ojalá a los sesenta años me apetezca irme a Hollywood. Sería maravilloso.

¿Les habla a sus hijos en gallego?
Sí, mi relación con mis pequeños es en gallego. Con mi mujer no, porque ella es chilena, así que ella les habla en español y yo en gallego.

Yo les hablo a mis hijos en gallego y ellos hacen lo que pueden, ¡tienen un batiburrillo!

¿Y ellos también le contestan en gallego?
Pues no, ¡ellos tienen un batiburrillo! Hacen lo que pueden [risas] y aunque usan básicamente el español, cuando hablan conmigo meten palabras en gallego, lo intentan, se lían un poco... Yo lo que espero es que al menos lo entiendan bien y no tengan dificultades en comunicarse con sus abuelos, que es mi gran aspiración, pero no confío en que vayan a hablarlo porque están criándose en un ambiente absolutamente castellano y además su familia materna es de Chile, con lo cual es muy difícil que sea su primera lengua.

Le voy a plantear algo a lo que sus compañeras actrices están más habituadas a responder: ¿Cómo ha cambiado su vida la paternidad?
A nivel laboral, ostensiblemente. Mis hijos me han hecho plantearme las cosas de otra manera porque antes estaba volcado al noventa y pico por ciento en mi profesión y hoy raciono mucho los tiempos, los mido muchísimo más. También intento no llevarme a casa los altibajos emocionales que tiene mi trabajo. Cambian muchas cosas, en realidad toda tu forma de ver la vida. Laboralmente, hay cosas que antes ni me planteaba si había que hacerlas y que ahora rechazo.

No entiendo esa falta de empatía total por el mal ajeno que vemos en algunos casos

Por ejemplo, ¿a qué le ha dicho no por este motivo?
Pues, por ejemplo, a películas con una cierta violencia, que de repente ya no me apetece hacer. No quiero llevarme esas energías a casa, porque sentirlas es algo inevitable. Nosotros trabajamos con un instrumento que es nuestro cuerpo, nuestras emociones, con lo que la herramienta de trabajo la tienes en casa. Así que hay algún proyecto que por salud emocional he dicho "lo dejo pasar. No me apetece entrar ahora en este agujero".

Además de hablarles a sus hijos en gallego y de venir a visitar a sus padres, ¿Qué vínculos conserva con su tierra?
Pues esa es la conexión, básicamente [risas]. Yo intento estar lo más conectado posible, pero este año ha sido muy complejo. Estos meses nos han dejado claro que la distancia sí que marca, porque cuando no la puedes salvar y todo depende de una situación que está totalmente fuera de tu alcance, como es el caso de una pandemia, los 600 kilómetros que yo tengo con mis padres, mi hermana y mis amigos se convierten en insalvables. La realidad se impone, pero yo trato de seguir lo más conectado que puedo, profesionalmente también, y no cortar esos lazos.

En algún momento tendrán que tomar medidas más drásticas para doblegar las curvas

Está lo bastante conectado como para haber reconocido públicamente su satisfacción por los resultados del BNG en las últimas elecciones autonómicas, un partido con el que estuvo vinculado, pero con el que después marcó distancias.
Me fui desencantado porque me di cuenta de que la política profesional no era un lugar para mí. Uno tiene que tener cuidado con esas cosas, conocerse a sí mismo y conocer también dónde es más útil. Pero es cierto que siempre he simpatizado con el Bloque y es cierto que el Bloque ha tenido en repetidas ocasiones problemas de estabilidad interna. Ahora, estos resultados son el reflejo de su nueva situación, un signo de esperanza, se han aglomerado muchos sentires que estaban muy cerca de la órbita del Bloque y que en los últimos años habían tomado rumbos y nominaciones diferentes, pero parece que por fin nos hemos dado cuenta de que la unión es lo que puede conseguir un proyecto de cambio. La polarización y la disipación por grupúsculos no ayudan nada, así que estoy muy contento de que haya ocurrido esto.

Me fui del Bloque porque me di cuenta de que la política profesional no era un lugar para mí

Los favoritos de Midas ha recuperado como actor a Willy Toledo, que llevaba mucho tiempo sin trabajar por sus planteamientos ideológicos. ¿En sus años de militancia temió que le pudiera pasar algo así?
Sí, claro. Y sí hubo cosas, circulaban algunas listas negras en TVE en la época de Urdaci y cosas parecidas, había prácticamente una guerra oculta [risas]. Es algo a lo que te arriesgas, lo que pasa es que Willy se ha expuesto muchísimo y ha pagado las consecuencias. Willy es una persona exageradamente comprometida y muy coherente con su pensamiento que se ha metido en muchos, muchos fregados y por desgracia le ha pasado factura de un modo que no debería haber sido. Uno sabe que tiene que pagar un precio por ese tipo de cosas y está dispuesto a ello, pero hay algunos vetos que en el caso de Willy han resultado desaforados. Había gente a la que no le iba ni le venía, pero que por una cuestión casi de comunidad lo vetaban: "Vale, pues entre nosotros ninguno de nosotros le va a dar trabajo a este señor". ¿Por qué?, ¿y a ti qué más te da si no te ha hecho nada?

Uno sabe que tiene que pagar un precio por su ideología, pero Willy Toledo lo ha hecho en exceso

La portavoz del Bloque, Ana Pontón, reclamaba estos días un nuevo confinamiento estricto de la población para controlar la situación sanitaria, ¿está de acuerdo con esta petición?
Yo no hago análisis sanitarios [risas], pero sí soy de la opinión de que en algún momento seguramente se tendrán que tomar medidas más drásticas para que las curvas se dobleguen de verdad, sino es muy difícil. Hemos tenido el ejemplo en la anterior oleada, en Semana Santa, cuando no se podía mover nadie y ahí sí se doblegó mucho la curva. Lo que no entiendo es esta cosa absurda de hablar de salvar la Navidad. Yo entiendo que hay que salvar la economía, pero si estamos todos enfermos va a ser muy difícil lograrlo.

Si lo permiten, ¿este año pasarán la Navidad en Lugo?
[Risas] Pues este año quizás nos toque fuera. Si abren la frontera intentaremos irnos a Chile. Con ocho mil PCRs encima, pero sí, porque como tampoco sabemos cuando vamos a poder volver...

 

Comentarios