En medio de una temporada ilusionante y muy igualada por arriba, cualquier idea es poca para tratar de obtener el mejor resultado. En el Pontevedra Club de Fútbol entienden que el trabajo diario es el camino principal para obtener los resultados. Pero no el único. Porque más allá de lo relacionado con los aspectos futbolísticos, el vestuario granate tiene en cuenta la superstición como elemento importante para evitar el mal fario.
El pueblo gallego suele ser, ya de por sí, muy agorero. Y si a esa condición se le suma la de deportistas, unos tipos que por lo general suelen tener muchos rituales para llamar la atención de la buena suerte, la mezcla del factor psicológico se potencia todavía más.
Luismi ya no salta al verde vestido de corto, pero su condición de exfutbolista le hace seguir buscando talismanes en los días de partido. "Como jugador solía repetir rutinas si ganábamos. Me levantaba a la misma hora, desayunaba en el mismo sitio y los mismos alimentos, me ponía la misma ropa y no me cambiaba de botas", destaca.
La dieta, también
Cuando los resultados son positivos, el club apuesta por repetir menú en los viajes
Sin embargo, como entrenador, sus supersticiones incluso han ido más allá. Porque desde que es técnico del PCF, Luismi Areda trata de llevar siempre una prenda granate encima cuando su equipo juega. "Empecé la temporada pasada con el jersey, pero como me lo prohibieron porque coincidía con el color de la camiseta, ahora uso las zapatillas. Además, combinan bien con todo", explica. Son unas New Balance que ya se han hecho famosas en las redes sociales. Tanto, que ya son muchos los aficionados que se fijan en si el técnico las lleva puestas. Porque seguramente a ellos, por superstición, también les tranquiliza.
Pese a ello, el técnico expone que esta querencia por el color granate no está asociada a resultados. "Es un talismán, no lo relaciono con ganar o perder", dice. Es decir, las New Balance no garantizan el éxito.
Pero al margen de su superstición cromática, las manías de Luismi van más allá. Pese a que el técnico recalca que no es "muy exagerado", sí reconoce que su superstición llega hasta el punto de mantener el mismo suéter, la misma camisa o el mismo pantalón si la racha del equipo es positiva. "Si llevamos una mala racha, retiro esa prenda y no me la vuelvo a poner en día de partido", señala. Además sigue siendo partidario de "intentar hacer lo mismo los domingos", aunque es algo que no hace "a rajatabla".
Este intento de ahuyentar el mal fario por parte del técnico es uno de los muchos que hay en el vestuario. Si bien ninguno de los jugadores es excesivamente compulsivo, las manías alcanzan tal punto que hasta el propio club organiza planes de viaje en función de los marcadores. "Si estamos en buena dinámica mantenemos los mismos menús: desayunamos, comemos y cenamos lo de la última vez". Y es que cualquier ayuda para ganar es buena. Aunque sea a través de rituales.