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"Manolo, hoy no follas"

Irene Montero. JUAN CARLOS HIDALGO
photo_camera Irene Montero. JUAN CARLOS HIDALGO

"MARUJA, creo que tengo una erección; también yo me noto cachonda, Manolo. ¿Lo hacemos? Vale, pero espera que llamo al notario. Acuérdate que solo sí es sí. Que sí, Manolo: Tómame, libérame del pudor y muéstrame tu cielo confortador".

Manolo y Maruja son la metáfora de la bobería reaccionaria e irritantemente simplista que UP ha asentado en el gobierno. A ver si no es para siempre. A ver si gobierna el PSOE solo. A ver si sin las "infantiladas" de los del sola y borracha. Dime con quién andas...

La non nata ley de libertad sexual podría ser una coña. En sus fines, en su génesis y en esa reyerta de uñas por hacerse con el voto femenino. En un rincón del cuadrilátero Puño de Piedra Calvo, la actual campeona del mundo; en el otro, la aspirante al título Montero, la Morrosca de Galapagar. "Hondonadas" de hostias, va a haber...

Tuve la oportunidad de trabajar dos violaciones. Una a principios y otra a finales de los noventa. La primera en el turno de oficio. Por cierto, una de ellas perpetrada en el seno del matrimonio. Aprendí mucho. Entre otras cosas que no hay ley en el mundo, por muy serena y científicamente trabajada que haya sido, capaz de prever las circunstancias específicas que caracteriza cada delito de esta naturaleza.

O sea que bien haría la política en retirarse del Código Penal para que los magistrados decidan quién es un violador, sin presión social ni mediática. A gaita, para o gaiteiro.

En todo caso la soterrada pelea dentro del gobierno ha hecho danzar los dedos sobre el teclado. El «Modesto Reformista», que así se intituló Pablo Iglesias a sí mismo, llama machista al Ministro de Justicia y reputa excusas los reparos jurídicos a su engendro de proyecto que, digámoslo sin ambages pero con símil, era unha merda espichada nun pau.

Congratulémonos con que el Ministro de Justicia, magistrado, haya aplicado el bisturí sobre el panfleto adolescente, ágrafo y sectario que pretendieron calcetarle los de UP al PSOE, guiño evidente al voto feminista.

La pelea también ha dado para que Cayetana Álvarez de Toledo y la Morrosca de Galapagar se enzarzasen en las teles.

Quien haya leído alguno de los artículos que Cayetana Álvarez de Toledo escribía en El Mundo sabrá, como sé yo, que posee una de las mentes intelectualmente mejor dotadas del periodismo español. Una delicia leerla: Su discurso estructurado y lógico y su sentido crítico, apuntalado en la reflexión intensa revelaban una pluma de primer nivel. El independentismo catalán y Rajoy, a los que daba estopa sin tregua, saben de qué hablo. Se puede estar en las antípodas de Cayetana y admirar su escritura, mejor ensayista política que política profesional. En política, Cayetana es lo que arde y la que incendia. Combustible y pirómana. Todo en una.

Porque esa mujer joven de mirada melancólica y aspecto frágil esconde una tigresa de cerebro perfectamente amueblado que, sin embargo, es incapaz de someterse a las instrucciones de su entrenador para que mantenga la posición en el campo y se someta a la estrategia que aquel diseñó en el vestuario. Va por libre. Una outsider que pensó encajar -y a la que pensó encajar Casado- en un PP post-catarsis que no supera la orfandad en que lo dejó Rajoy y pelea ahora contra el acné: ¿Qué somos? ¿"Conservaduros" o conservablandos? ¿Reformistas, centristas o liberales? ¿Acaso todo a la vez? Y así, claro, no hay cristo que se aclare. Empezando por los votantes.

Cayetana es el colon transverso que une el colon ascendente de Vox con el descendente del PP. En este momento podría ser titular en Vox, pero prefiere ser, en el PP, la suplente explosiva a la que el técnico saca del banquillo, con el resultado en contra, para que revolucione el partido. Y entonces, a base de tarascadas y piscinazos en el área, Cayetana arranca algunos aplausos, pero no marca el gol decisivo que otorga a su equipo la victoria. Es como ese jugador talentoso pero problemático al que hay que vender a final de temporada o en el mercado invernal. Un forúnculo de cabeza purulenta en el tafanario de Pablo Casado, que mira hacia otro lado y calla mientras en el despacho da instrucciones al secretario técnico para que hable con su representante y le busque equipo ya.

Cayetana dijo de Iglesias que se comporta, con su mujer, como el macho alfa que defiende a la hembra. Se equivoca. Si algo sabemos de Iglesias es su deseo de azotar hasta sangrar a Mariló Montero; como sabemos que cuando regresó de su baja de paternidad consintió una campaña de recuperación de su imagen pública que, recuerdan, limitaba el eslogan a un verbo tan impactante como sincero en sus intenciones: «VuElve». A las pocas horas tuvo que retirarla porque el cirio que se montó entre las bases "podemitas" amenazaba con superar al de la compra de su palloza de más medio millón de euros "videovigilados".

O sea que deduzco que Pablo es un machote de los de toda la vida. Eso sí, emboscado en un progresismo estético de profe no numerario que encontró en la política una forma muelle de vivir. Así no aturas a estudiantes asilvestrados que te tachan de vende obreros porque aprendieron de ti como ponías a parir a Rosa Díez.

Ojo. Ser un machote es compatible con comportarte como un varón domado en un arca llena de féminas que chasquean su látigo y te mantienen a raya, ale hop. Como a Monedero. Que escogió un mal apellido para dedicarse a la política. A Monedero le dijo el otro día Ana Rosa, en plan ama, espera Monedero, e Monedero meteu o rabo entre as perniñas.

Cayetana no estuvo afortunada en su pulla; Irene tampoco en la reconvención. Lo de Cayetana, mandar a dormir al salón al hombre, suena a sanción conyugal franquista, aquella alcanforada consideración de los genitales femeninos como un tesoro que sometía al varón como al perrillo que, sumiso, aguarda la tajada que le arrojará su amo: Esta noche no follas, Manolo, a dormir al sofá.

Qué decir de la contestación de Irene: el recurso al origen humilde lo inventé yo hace muchos años, pero el mío es cierto y el de Irene no tanto.

Para negativa al coito me quedo con Deborah Kerr en De aquí a la eternidad: "Dan, te rogaría que tuvieras la bondad de abandonar mi alcoba". Mucho más aristocrático pero igual de demoledor que echar un cinturón de castidad nacional-católico a la vagina. Por eso cuando Cayetana dijo que ella, por la defensa alfa que de Irene hacía Pablo mandaría a éste a dormir al salón, estaba regresando al pasado, desnudando su origen, haciendo melancolía nostálgica de su innegable educación facha.

Pero lo mejor de la Semana fue Ferreras enfadado con Cayetana. Ferreras pasó de oso amoroso a Grizzly carnívoro. Le molestó que Cayetana dijese que hacía negocio con el procés. Ferreras quiere ser tan progre y repu que evita reconocer que es el asalariado de una gran corporación. Que la empresa manda. Lo sabe, pero no le gusta que se lo recuerden.

El que se pica, Ferreras...

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