Termómetros disparados en un domingo de julio y unas atípicas elecciones con mascarillas, geles y bandejas para los DNI ante una pandemia que todavía no ha cesado. Nada de eso ha impedido acudir a las urnas a los centenarios de Galicia.
Han votado, entre otros lugares, en Sober, en Melide y en Valga, donde todos esperaban a María Bouzas, que a sus 104 años recién cumplidos es una asidua de los encuentros de mayores que se celebran en el municipio y, por supuesto, una de las incondicionales cuando toca cumplir con uno de los derechos fundamentales: el del sufragio. Al mediodía estaba ya lista para votar en Igrexa (Setecoros).
Como ella, Hipólito Cerqueiras, que acaba de estrenar el siglo de edad, se ha acercado al colegio electoral que le correspondía, con una pequeña ayuda y un ánimo a prueba de bomba. Como explica el Concello, el presidente de su mesa acercó la urna al vehículo en el que llegó a su lugar de votación.
Ambos han tenido un acceso prioritario, el que se brinda a quienes pasan de los 65 años, algo que cumplen de largo; así como a las personas con alguna discapacidad y a los acompañantes que precisen.
