Alumnado, profesorado y personal de la Universidade de Vigo se embarcaron este jueves en una de las lanchas de instrucción de la Escuela Naval de Marín para recibir un bautismo de mar. Un acto que se define como el primer contacto que una persona tiene con la mar o una "actividad simbólica", como lo definió el vicerrector de la Uvigo en el campus de Pontevedra, Jorge Soto.
Esta jornada, enmarcada dentro de la cátedra Almirante Álvarez Osorio y realizada junto a la Universidade de Vigo, forma parte de un espacio de colaboración que ambas instituciones llevan a cabo a lo largo del año con diversas actividades, con el objetivo de aprovechar las sinergias que ambas puedes ofrecer. "Más allá de las aulas es importante que los alumnos hagan otro tipo de actividades", señaló Soto. "Son importantes también aquellas que les ayudan a formarse como personas", añadió.
Así, un grupo reducido de la comunidad universitaria pudo presenciar una de las iniciativas formativas más importantes de la escuela. Cada tarde, cuatro lanchas de instrucción de 20,5 metros de eslora, salen a navegar a la ría de Pontevedra con alrededor de 20 alumnos a bordo para poner en práctica todo lo aprendido en las aulas.
A BORDO. El capitán de corbeta y ayudante-secretario del director de la Escuela, Gonzalo Remírez de Esparza, hizo un tour por las instalaciones de la embarcación y resolvió todas las dudas de los participantes, poniéndole palabras a las maniobras que los alumnos llevaron a cabo durante la travesía.
Entre ellas, los estudiantes llevaron a cabo el hombre al agua, donde se practica el rescate de Óscar, un muñeco que obtiene su nombre de la bandera que la tripulación iza con motivo de este tipo de situación, conocida como la bandera O, u Óscar. Así, los alumnos practican la aproximación de la embarcación, de la misma manera que lo llevan a cabo en la maniobra de aprovisionamiento en la que se pone en práctica cómo actuar en caso de que otra lancha necesite provisiones.
Durante toda la tarde, los participantes de esta actividad pudieron no solo participar en una de estas tareas rutinarias, sino también visitar las instalaciones del centro castrense. Entre las paradas obligatorias, los visitantes pudieron disfrutar del pañol histórico, donde se encuentran algunas de las reliquias de la Escuela, o el simulador de navegación, donde los alumnos practican antes de salir a la mar.
