El Mayor capo que ha pisado estas tierras: 50.000 kilos de cocaína

A Sergio de Carvalho, presunto organizador del Titan III, se le atribuyen 59 transportes de droga entre Sudamérica y Europa
Alijo incautado en Italia en noviembre de 2019 y atribuido a Mayor Carvalho. DP
photo_camera Alijo incautado en Italia en noviembre de 2019 y atribuido a Mayor Carvalho. DP

La organización criminal que presuntamente dirigía Sergio Roberto de Carvalho, alias Mayor Carvalho, Paul Wouter o Paulo Piñeiro, coordinó el envío de al menos 50.000 kilos de cocaína hacia Europa en menos de tres años. Eso que se sepa. Así lo asegura la Polícia Federal de Brasil, el cuerpo de seguridad que le sigue los pasos desde que ostentaba un alto cargo en las fuerzas armadas de su país, mucho antes de aparecer en escena en Pontevedra. El Mayor Carvalho, que para la Policía Nacional empezó siendo el surinamés Paul Wouter (identidad que utilizó incluso para simular su muerte hace apenas unas semanas), es sin duda uno de los narcotraficantes más poderosos que jamás han pisado las Rías Baixas. "Es más poderoso que cualquiera de los grandes capos gallegos, y eso es decir mucho". Palabra de una autoridad de la máxima relevancia en la materia. El caso es que el Mayor consiguió maniobrar para salir de prisión tras ser detenido por el Greco Galicia en el marco de la operación Barranca-Bermeja en agosto de 2018. Siguió organizando envíos colosales de cocaína desde España. Dos años y medio después ya no se cree que se esconda en la mansión de Jacinto Santos Viñas a los pies del monte Castrove, donde, según la Policía, se alojaba cuando cerraba tratos con las mafias gallegas. Tampoco en ninguna de sus lujosas propiedades de Marbella ni de Lisboa, último paradero en el que se le sitúa en la Península. De allí se esfumó a principios de noviembre, cuando explotó la operación Enterprise. La Polícia Federal le quiso poner el cascabel al gato. Y el Mayor no dudó en abandonar su centro de operaciones de la capital lusa dejando atrás 12 millones de euros en efectivo. Minucias para alguien que organiza en menos de tres años alijos valorados en 1.500 millones de euros.

En febrero de 2021, Sergio Roberto de Carvalho debería ser juzgado en Pontevedra por intentar colar 1.700 kilos al lado del citado Santos Viñas y de un puñado de narcos más. Interpol le busca por medio mundo. Le sitúan en Emiratos Árabes y en países de la esfera rusa. Parece poco probable que se enfrente a la justicia en la Audiencia. El fiscal Antidroga pediría para él 13 años de cárcel, poca cosa si se compara con lo que le esperaría si cayese en manos de las autoridades de su país. Los policías españoles se tiran de los pelos sabiendo que consiguieron atraparle y meterle entre rejas. No sabían bien de su poder. Ahora ya lo conocen.

Los antidroga brasileños efectúan una precisa radiografía de la organización liderada por el Mayor. Le sitúan en la cúspide de un auténtico cártel con más de un centenar de personas a su servicio que operarían en compartimentos estanco, dando cuentas cada uno de ellos solo a su superior directo.

La primera premisa de Carvalho siempre ha sido eludir una persecución por parte de Estados Unidos y su poderosa Drug Enforcement Administration (DEA). Es por ello que fijó su mercado en el igualmente lucrativo Viejo Continente.

Para desarrollar su actividad domina, en primer lugar, las zonas de producción de hoja de coca y los laboratorios en origen. Tiene control sobre varios puntos clave en distintos países sudamericanos, con flotas de aviones y camiones para los traslados. Paraguay y Bolivia son dos de esos puntos, pero también Perú y Colombia, según los investigadores.

A su servicio operan hasta seis células perfectamente equipadas, cada una con una función concreta. Así, dispone de un grupo dedicado al transporte de droga en barcos, otro que aporta infraestructura aérea (en la operación Enterprise le fueron incautados varios aviones con gran capacidad de carga) y hasta tres organizaciones distintas para realizar envíos de cocaína oculta en contenedores, con dos puertos para la salida hacia Europa: Natal y Paraguaná. Estas dos dársenas eran las principales, pero no las únicas que empleaba la organización.

Las autoridades judiciales y policiales de Pontevedra lo tienen claro: "Es más poderosos que cualquiera de los narcotraficantes gallegos"

Como puertas de entrada en Europa, además de Galicia, el cártel del Mayor Carvalho operaba en España y en Portugal, también en África, en Alemania, en Francia, en Italia y hasta en Dinamarca, pero especialmente lo hacía a través de los dos puertos con más narcos por metro cuadrado del mundo: Róterdam y Amberes. Uno y otro están repletos de topos. Muestra de ello es que solo seis de los 59 envíos atribuidos al grupo fueron incautados en los citados enclaves. La Policía Federal, sin embargo, maneja pruebas de que 14 contenedores más con miles de kilos de cocaína incautados en origen (en Brasil) tenían ese destino.

Entre las operaciones más destacadas que se atribuyen al poderosísimo cártel de Sergio de Carvalho se incluyen seis grandes decomisos (todos ellos de cientos de kilos) lejos del mar, en el área de Sao Paulo, en dirección a los puertos francos de la organización, pero también la aprehensión de dos aviones que volaban directamente hacia las inmediaciones de las dársenas, todo ello para abastecer a los barcos dirigidos a Europa.

Destaca, además, una tentativa por la vía tradicional muy similar a la que emprendió con el Titan III, pero con el Wood: un barco que pretendió cruzar el Atlántico pero que fue capturado antes de llegar a Cabo Verde.

Por último, una curiosidad: el Mayor envió a Dakar 1.000 kilos de coca dentro de vehículos Renault.

Alias Paul Wouter estuvo en prisión tras ser detenido por el Greco Galicia en 2018, lo que no le habría impedido seguir coordinando envíos

Dentro de una excavadora
El cártel pretendió enviar a Róterdam 880 kilos desde el puerto de Paraguaná en junio de 2018.
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Un clásico: entre plátanos
Fue incautado en el mes de febrero de 2020 en el nordeste de Brasil. Oculta entre productos frescos, un escondrijo muy habitual.

Los logos, fundamentales
Paquetes de cocaína con el logotipo de Audi que fueron decomisados este mismo año. El cártel los marca como seña de identidad. undefined

Portugal, otro escenario
El cártel del Mayor operaba en media docena de puertos brasileños y en más de 20 de Europa y de África, según la Policía Federal. 

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