"Muchas veces, salir equivale a beber"

Diario de Pontevedra reunió esta semana en un instituto de la ciudad a un grupo de adolescentes de 15, 16 y 17 años para que analizasen ellos mismos la realidad del consumo de alcohol y drogas entre los jóvenes. Todos coinciden en que la ingesta de copas, tabaco o porros comienza a una edad cada vez más temprana

Un grupo de chavales haciendo botellón en el Recinto Feiral de Pontevedra. DAVID FREIRE
photo_camera Un grupo de chavales haciendo botellón en el Recinto Feiral de Pontevedra. DAVID FREIRE

"Yo no veo el alcohol como una sustancia adictiva o nociva. No conozco a nadie de mi edad que tenga problemas de adicción, aunque sí hay una sensación bastante generalizada de que si sales por la noche vas a beber, es decir, salir por ahí suele ir ligado a tomar copas, aunque solo sea un poco".

Esta frase es de una chica de 16 años vecina de Pontevedra, alumna de un instituto de la ciudad y cuyas palabras coinciden con las de muchos jóvenes de su generación. Ella es una de los siete adolescentes a los que, junto con una de sus profesoras, Diario de Pontevedra reunió el pasado jueves para dar voz a los protagonistas de las estadísticas que miden el consumo de alcohol y drogas entre la juventud. Esos informes indican que se empieza a beber y a consumir sustancias estupefacientes a una edad cada vez más temprana, una realidad que ellos mismos reconocen, aunque con matices.

"Yo tengo 17 años y empecé a salir de noche con 15 o 16, pero es cierto que ahora cada vez que salgo me encuentro a muchísimos chavales de 13 o de 14 y esos son, precisamente, los que más desfasan y tienen menos control", explica un joven.

"Si sales por ahí con más gente y todos beben, al final de la noche tú también casi siempre vas a acabar probando, aunque solo sea un trago"

 

"Mi hermana es más pequeña que yo y los sábados siempre me encuentro con mucha gente de su edad que llega a casa más tarde que nosotros. Supongo que es porque los de 13 que salen de noche no son la mayoría y, entonces, los que sí lo hacen se creen superiores al resto de niños", añade otra chica.

"Cada vez se empieza antes a salir y a beber. Tengo 16 años y con 13 no salía, pero mi hermano tiene 18 y él también me dice que lo que hacemos hoy nosotros, él, con nuestra edad, no lo hacía", opina otra de las chicas.

"Y mi madre me dice: a mí a tu edad me dejaban salir hasta las once de la noche y ya era tarde", comenta otro provocando un estallido de risas entre sus compañeros. "Lo de beber con 13 o 14 depende de la permisividad de los padres, de si te dejan salir o no, pero eso también va a depender de lo que hagan la mayoría de tus amigos. Si 19 de mis 20 amigos salen, a mi al final también me van a dejar y así empieza todo".

A la pregunta de ¿por qué bebéis? responden: "Porque está rico", "porque apetece", "porque asocias el hecho de salir con el hecho de beber", pero también en cierto modo por la presión que ejerce el grupo: "Si vas con más gente y todos beben, al final de la noche también vas a acabar probando, aunque solo sea un trago". Además, hay celebraciones que van unidas al consumo: "Por ejemplo, ir de peñas es ir a beber, desde las seis de la tarde hasta la hora que sea".

"Los sábados de madrugada me encuentro a muchísimos chavales de 13 y de 14 y esos son, precisamente, los que más desfasan y tienen menos control"

 

A pesar de ser menores de edad, conseguir alcohol no representa ningún problema, puesto que "quien lo compra es algún amigo de 18 o de más". Aseguran que "en la mayoría de tiendas de Pontevedra piden el DNI, aunque depende del sitio y del día, y lo mismo sucede en los pubs. En fiestas importantes sí lo suelen solicitar, como por ejemplo durante el Carnaval, pero el martes estaba la cosa más relajada y ya no lo pedían. En Portonovo, que es donde se sale sobre todo en verano, pasan algo más del tema".

Sobrelos tipos de alcohol, los preferidos son "ginebra, vodka, ron y los chupitos" y, en cuanto a cantidad, "depende de la noche: la media son dos copas, pero va en función de la hora a la que tengas que llegar a tu casa. Nosotras dejamos de beber una hora antes, porque si no después es un desmadre", comenta una de las chicas.

Para adquirirlo utilizan el dinero que les proporcionan sus padres: "Cuando vas de fiesta, te dan dinero simplemente por si lo necesitas: 20 euros, diez… No creen que vayas a gastarlo todo en alcohol y yo, de hecho, no lo gasto", explica otra. "Si vas a una fiesta gastas unos cuatro euros, porque repartes una botella entre varios, pero en un pub te dejas más por el precio de las copas".

Y ante la cuestión de si los pdres saben que los chavales beben, las respuestas son de lo más variadas, desde los que no hablan abiertamente del tema con ellos "pero intuyen que lo hacemos", hasta los que sí lo comentan con franqueza: "Mi padre me cuenta lo que hacía cuando él tenía mi edad y en ese sentido tenemos una relación de colegueo, así que yo cuando salgo también les cuento lo que bebo sin ningún problema", dice una de las adolescentes. "Los padres ya vivieron nuestra edad, saben lo que hay y, al fin y al cabo todos pasamos por lo mismo. A ellos les puedes estar diciendo que no bebes, que al final se darán cuenta de que sí, lo sabrán y llegará el momento en el que te vean con una copa y no pasará nada", añade otra.

"Sabemos lo de los 'yonquis' en los años 80 y 90, pero yo creo que ahora es más difícil llegar a esos extremos. Eso es algo que ya pertenece al pasado"

 

De hecho, estos siete chavales, al igual que muchos otros, probaron por primera vez una bebida alcohólica en sus casas: "Lo típico: un poquito de cava en un brindis o que con once o doce años le pides a tu padre que te deje probar su cerveza o su vino. Es algo normal", opinan.

COMAS ETÍLICOS. En lo que también coinciden todos es en conocer a algún adolescente que haya sufrido un coma etílico. "Este verano, un chico del instituto. Al final pasó la Policía, lo vio así y fueron los agentes los que llamaron a una ambulancia. Ahora sigue saliendo los fines de semana y supongo que sigue bebiendo, pero controlará más", señala uno. "Yo creo que se exagera. Está bien que se le dé visibilidad al tema, que nos informen… pero no es para tanto. La gente no suele pasarse hasta ese nivel", añade otra joven.

Además, todos conocen a chicos que consumen alguna droga, principalmente marihuana y hachís. "En el Recinto siempre hay alguien fumando porros", comentan al tiempo que explican que es algo normalizado. "Fumar un porro un día de fiesta con unos amigos lo veo normal. No es algo que me sorprenda o que me haga pensar que se empieza con el porro y se va a acabar consumiendo otras sustancias más fuertes", dicen. Todos ellos han oído hablar de los estragos que provocaron la heroí- na y otro tipo de sustancias en las décadas de los 80 y los 90 y los que siguen causando hoy en día, pero ninguno lo percibe como algo que se pueda repetir. "Yo creo que ahora es más difícil llegar a esos extremos. Eso es algo del pasado".