DESDE que se subiese al escenario por primera vez con tan solo siete años en el circo de sus padres, el cómico italiano Leo Bassi (Nueva York, 1952) no se ha vuelto a bajar de él. Sus espectáculos le han llevado por todo el mundo y reconoce: "Encuentro gallegos por todas partes. Sois una gente con mucha vitalidad". Ahora, tras años escuchando a la gente decirle que se parecía físicamente a Benito Mussolini y enfrentarse a ese fantasma que le ha rondado siempre, se ha decidido a meterse en su piel y convertirse definitivamente en el Duce.
¿Qué nos puede adelantar de 'Yo Mussolini', el espectáculo que presentará el próximo 21 de agosto en el Festaclown?
Es un espectáculo que aborda el auge de la extrema derecha en países como Italia o Francia, teniendo como protagonista a Mussolini. Él fue quien creó el fascismo y resulta curioso analizar por qué tantos años después sigue estando siempre presente. En una hora y media intento explicar la complejidad de su figura y las diferentes dimensiones del fascismo. El público se encontrará con el propio Mussolini frente a ellos. Con sus odios, sus entusiasmos, sus contradicciones... Busco seducirles cómo él hacía con su público.
Después de mucho tiempo preparando al personaje... ¿Qué es lo que más le ha sorprendido de él?
Descubrí una cantidad impresionante de información hoy en día olvidada o voluntariamente ocultada acerca de El Duce. Quedé fascinado al descubrir que fue nombrado Hombre del año por la revista TIME en 1936, al poco tiempo de prestar su apoyo al levantamiento de Franco en España. Todas las potencias occidentales le apoyaron, al menos al principio, porque veían en él a alguien que defendía los valores de la propiedad privada y el capitalismo frente a la Unión Soviética. También me sorprendió que hasta 1938 ayudó a la creación del Estado de Israel. No se trata de fake-news, sino hechos que están ahí pero que nadie menciona ni habla de ellos.
Viendo la actualidad política de España e Italia se puede constatar un claro auge de la ultraderecha...
En Italia, de hecho, Salvini es un clon de Mussolini. Su manera de hablar, las cosas que dice, las cosas que hace... Es Mussolini. El caso de España y el fenómeno de Vox lo abordo también en mi espectáculo. Mussolini vería a este partido como a un grupo de niños mimados y ricos que no tienen cojones. Él era todavía más de derechas que ellos y, no se puede olvidar que perteneció a una generación marcada por la Primera Guerra Mundial. Algo que la generación de Vox no ha vivido. Ellos han vivido con la televisión y la tranquilidad. No tienen esa noción del peligro que tenía Mussolini.
Sus espectáculos siempre se han caracterizado por su tono crítico... ¿Cómo de necesario cree que es el espíritu crítico en el humor?
Yo concibo el humor como una forma de enfrentarse al poder y, de hecho, esa es la misión que yo me he propuesto como bufón: no arrodillarme frente a nadie y decir en voz alta lo que pienso. Siempre ha habido gente muy poderosa dominando a la sociedad, por lo que la respuesta de los que no tienen poder es la astucia, la inteligencia y el humor. Es indispensable reírse. Puede que así no consigan luchar contra las injusticias, pero al menos riéndose consiguen sobrellevar la situación. En resumidas cuentas, para mí la esencia del humor es buscar la manera de contrariar al poder y hacer la vida un poco más justa.
Sus espectáculos nunca han dejado indiferente a nadie y contienen críticas hacia múltiples sectores...
En este espectáculo, a pesar de lo que parece, critico también a la izquierda. Porque el auge de la extrema derecha solo se explica con la pasividad y la falta de oposición por parte de la izquierda. Lo único en lo que se ponen de acuerdo es en el calentamiento global y la libertad sexual. La izquierda ha perdido su espíritu revolucionario y ya no es tan apasionada y tan visceral como lo es la derecha actualmente.
El auge de la ultraderecha se debe a la pasividad de los partidos de izquierdas
¿Cómo valora la situación del humor y de los humoristas hoy en día? ¿Cree que hay suficiente crítica social?
Veo a las nuevas generaciones demasiado al servicio del poder. No se hacen preguntas, limitan la comedia a las cosas de lo cotidiano. No quiero generalizar, porque hay gente genial. Pero en general los humoristas se quedan en el mínimo denominador común. Yo les veo a ellos y veo a Charles Chaplin en Tiempos modernos y parecen de otro planeta. Chaplin no solo hacía reír, sino que tocaba otros temas con gran inteligencia. Nada que ver con los textos de los cómicos actuales.
En el Festaclown no solo interpretará su obra, sino que también impartirá un Taller de Bufón. ¿Qué cree que deben aprender las nuevas generaciones sobre el humor?
Yo intento dar al participante el placer de descubrir su identidad cómica y que aprenda a no tener miedo a los poderosos. Intento mostrar la capacidad que tienen los bufones y los payasos para analizar la sociedad y abrirle ventanas al público. Mostrarles que las cosas puedan ser diferentes. Pero estos cursos no son solo para aspirantes a cómicos, sino también para profesores, médicos... Es una forma de que aprendan a ser más apasionados y a comunicar mejor. Creo que la comunicación directa, verbal y gestual es fundamental frente a la pantalla de la hipocresía.
