Nadie se interesa por las viejas naves de la factoría conservera Alfageme

El Igape trata de encontrar comprador para dos infraestructuras en las que hace una década trabajaban varias decenas de personas y actualmente se encuentran en proceso de deterioro
Imagen de la fábrica de Alfageme situada en O Preguntorio (Vilaxoán). F.S.
photo_camera Imagen de la fábrica situada en O Preguntorio (Vilaxoán). F.S.

Varias decenas de trabajadores, la mayoría mujeres, pudieron poner en marcha sus proyectos de vida amparándose en el salario que les correspondía por el trabajo realizado en dos factorías conserveras, las de la empresa Alfageme, ubicadas en Ribadumia y en Vilaxoán (Vilagarcía).

Una deuda con la Xunta a la que no hicieron frente sus responsables desembocó en una crisis, que se tradujo en despidos y el cierre de las mismas. Sucedió hace casi una década, y desde entonces los dos edificios se encuentran en un avanzado proceso de deterioro.

Las arcas públicas no podrán recuperar el dinero invertido en una operación que fracasó por completo, y lo que trata ahora la Xunta es de sacar el mayor beneficio posible a la venta de ambos inmuebles, pero este objetivo no parece fácil. El primer intento, que realizó en el mes de diciembre del año 2019, no dio resultado, a pesar de la notable rebaja aplicada a los precios.

Entonces sacó a subasta la factoría de Vilaxoán en 1,4 millones de euros, cuando su precio en el mercado es de 2,5. Este edificio está asentado en una parcela de 20.000 metros cuadrados que se encuentra a escasos metros de la ría de Arousa.

También metió en el lote la factoría de Ribadumia, que está situada al borde del río Umia, en una zona próxima a su desembocadura. Su valor es notablemente inferior (137.000 euros), una vez aplicada la correspondiente rebaja, porque el precio en el mercado es de 670.000.

El Instituto Galego de Promoción Económica (Igape) es el encargado de llevar a cabo este proceso y volverá a intentarlo, pero el tiempo juega en contra de los intereses que representa porque los ladrones se encargaron de desmontar la maquinaria, que ya había sido vendida en subasta, y de desvalijar las naves.

En una de esa acciones, registrada en Vilaxoán, los delincuentes retiraron una pieza de cobre de uno de los depósitos de combustible, y esta acción provocó un derrame de fuel, que acabó en la ría. Después de este incidente, el Igape ordenó el tapiado de las puertas y las ventanas.

La empresa El Consorcio, de Cantabria, llegó a presentar una oferta para reanudar la actividad, que recibió el apoyo de los trabajadores, y cuando finalizaba el plazo para presentar propuestas y parecía que la situación se iba a encauzar, mostró su interés Pescamar, de Poio, y las expectativas de impedir el cierre se diluyeron.

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