Opinión

Nuevos Mundos

CADA VEZ son mas frecuentes las noticias en los medios de comunicación del descubrimiento de nuevos sistemas solares como el nuestro y planetas similares a la Tierra que podrían albergar vida. Nuestro gran ojo cósmico, el telescopio Kepler, estira asombrado con más frecuencia las cejas hacia arriba mientras viaja por el espacio sideral. Parece ser que el Universo no es un inmenso vacío existencial donde estamos solos sino una amplísima selva donde proliferan como farolillos encendidos planetas, galaxias, estrellas, cometas y todo tipo de astros luminosos como si el cosmos fuera un gran parque de atracciones.

Hallarán un planeta que será tres veces más grande que la Tierra con tres lunas, cada una de un color y un sol alumbrándolo como una estufa

Algún día no muy lejano nos levantaremos de la cama con los sueños pegados a los párpados. Mientras bostezamos prepararemos café con tostadas y las pintaremos con queso y mermelada como en un lienzo. Las noticias nos sorprenderán con el hallazgo de una nueva forma de vida en algún punto de la galaxia que supondrá un giro copernicano en nuestra filosofía. Si es un organismo unicelular microscópico o el pensador de Rodin ya lo averiguaremos. Hallarán un planeta que será tres veces más grande que la Tierra con tres lunas, cada una de un color y un sol alumbrándolo como una estufa. Kepler observará que el planeta está rebosante de vegetación, selvas, océanos, montañas y playas paradisíacas cubiertas de arena dorada. Como en 1492 saldrán tres naves espaciales hacia ese destino con el objetivo de colonizar el nuevo mundo pero antes de llegar y emprender el colosal viaje por el océano interestelar deberíamos reflexionar sobre que es lo que exportaríamos como especie a esas tierra vírgenes. Deberíamos llevarnos lo mejor de nuestra civilización, como los adelantos científicos en salud, vacunas y curación de enfermedades, las mas avanzadas tecnologías en comunicación, las metodologías educativas mas útiles para que los nuevos niños nacidos en la nueva tierra como colonos tuvieran una exquisita cultura basada en el conocimiento, el respeto a la naturaleza y la paz.

Nos llevaríamos planos de nuestras mejores obras arquitectónicas desde Pericles a Leonardo Da Vinci o Gaudí. Lotes de libros desde Homero a Cervantes y por supuesto discos de Mozart, Enio Morricone, Ludovico Einaudi, Miles Davis, The Beatles y Bob Dylan. Ese nuevo mundo debería estar organizado de algún modo. O no. Cual sería el sistema productivo. Compartiríamos la tierra, el trabajo y la producción de productos y alimentos o privatizaríamos las parcelas del nuevo planeta para especular con el capital. Cual sería el instrumento de cambio, quizás una nueva moneda acuñada con un rocoso material extraterrestre o basaríamos nuestra economía en el intercambio. Como sería la división del trabajo, como organizaríamos la sociedad, cual sería nuestra forma de gobierno. ¿La democracia representativa?, ¿la democracia directa? ¿Un gobierno de sabios, filósofos y científicos?. Nuestros valores morales y éticos más excelsos como la solidaridad, la cultura, la educación, la bondad, el arte y el amor serían el único equipaje que deberíamos llevar al nuevo mundo para convertirlo en ley. La belleza del Universo no tiene límites pero el alma humana está poblada de sombras que deberíamos iluminar antes de contaminar con nuestros vicios y errores las nuevas tierras, los nuevos mundos.

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