Teresa Casal: "Parece que en Pontevedra todo lo hizo Miguel Lores y no es así"

En los últimos años ha superado un cáncer, ha sufrido el "codazo" de sus compañeros de partido y cuando quiso volver a dar clase en la Uned se encontró con que alguien le había retirado la silla. "Lo único bueno de estos años es mi nieto", dice. Nunca había sido 'meniñeira' hasta convertirse en una abuela que sigue sintiendo pasión por la política y por su ciudad
La abogada y ex teniente alcalde de Pontevedra, Teresa Casal.
photo_camera La abogada y ex teniente alcalde de Pontevedra, Teresa Casal.

Los magnolios en flor anuncian la llegada de la primavera en el centro de Pontevedra. Hay un runrún en la ciudad, un ir y venir de ciudadanos y políticos, de asambleas y reuniones, que advierte de que estamos a las puertas de unas elecciones municipales.

Los últimos años no han sido fáciles para Teresa Casal, Tere. Llega unos minutos tarde al Café Moderno. "Soy escrupulosa con la puntualidad", reconoce, "pero cruzar por el centro me lleva mucho tiempo". Cuatro años después la siguen parando por la calle como si estuviera en la primera línea de la política. Muchos ciudadanos no han olvidado que cuando se despidió del Concello, en 2011, era teniente de alcalde y el PSOE estaba a un solo concejal de Fernández Lores.

Casal pide un té. "El chocolate con churros lo tomo los días que me tocan las pruebas radiológicas en el hospital y hay que ir en ayunas", explica. Ha ganado la batalla al cáncer de mama que en noviembre de 2010 la apartó de la actividad municipal durante unos meses. Volvió y trabajó hasta el último día del mandato como teniente de alcalde, pero ya no se presentaría a las primarias de su partido. "Tardé en enterarme de las cenas que hacían mis propios compañeros y en las que tomaron la decisión de que yo me quedaba fuera", dice mientras se sirve su infusión. "Me lo hicieron pasar muy mal", confiesa. Entonces alegaban que "era la manzana de la discordia" y se apartó.

¿Qué tal está?

Bien. No han sido unos años buenos para mí, pero ahora estoy bien. Lo único bueno que me ha ocurrido en este tiempo es mi nieto. Nunca había sido ‘meniñeira’, pero este niño me trae loca.

¿Se ha olvidado Pontevedra de Teresa Casal?

No lo siento así. Me paran por la calle, me hablan de la ciudad, de cómo están las cosas y hasta me preguntan cuándo voy a volver. Y después, cuando hay actos relacionados con temas que yo había llevado, como el Campillo de Santa María, el BIC de A Peregrina o el CITA, me invitan el alcalde o Luís Bará. Yo creo que fue un error la campaña que hizo el PSOE de Pontevedra hace casi cuatro años borrando completamente el pasado. Si no querían hablar de mí que no hablasen, pero hubo otros compañeros que además iban en la lista con ellos que habían hecho un buen trabajo también. Y ese trabajo tampoco se puso en valor. En estos años parece que en Pontevedra todo lo ha hecho Miguel Lores, y no es verdad.

¿Y Teresa Casal? ¿Ha olvidado la política?

No puedo. A mí siempre me ha gustado la política. Participé en las movidas del 68 en la Universidad y siempre estaba metida en todo. Creo que hay que luchar contra la desigualdad, en todos los aspectos. La desigualdad económica, de género, la desigualdad social... Es lo peor que tenemos en este momento.

A las puertas de unas elecciones municipales, ¿no siente nostalgia?

¿De la campaña? No. No me gustan nada los mítines. Siempre he dicho que no valen para nada. Pero sí echo de menos el día a día con los vecinos, el ir a los sitios y que te cuenten las cosas. No se puede hacer política municipal desde el despacho. Hay que bajar a la arena, acercarse a la gente y escuchar sus problemas. Y eso a mí me gustaba y se me daba bien.

Pero no se lo han reconocido.

No. Ni a mí ni al PSOE, y el PSOE en estos doce años tuvo una labor muy importante en Pontevedra. En el primer mandato, cuando iba de número dos con Roberto Taboada, fue cuando se empezó la peatonalización. Se cambiaron nombres de muchas calles que eran recuerdos franquistas. Yo colaboraba con Bará en la comisión de Cultura. Lo de recuperar las fiestas de A Peregrina en el centro para mí era una obsesión. Quiero decir que en esas cosas también colaboró el PSOE e hizo posible que se llevaran a cabo y, como en eso, el 12 de noviembre, el nuevo Mercado, empezar a potenciar el turismo... Sigo pensando que el futuro de Pontevedra está en el turismo cultural. Veo que todo aquello que empezamos del Museo da Historia se ha diluido. Por otra parte, me hace gracia el empeño de algunos, sobre todo de los que aparecen ahora de nueva generación, en el suelo industrial, pero para eso tiene que haber una demanda. No la hay, y menos en este momento. Ahora la demanda que hay es de servicios sociales.

... La crisis.

Es terrible. Hay mucha gente que antes era de clase media que ahora tiene que pedir comida y ropa porque se han quedado en la calle. Me lo dicen muchas personas, me dicen que pasan mucha vergüenza, pero que la superan por sus hijos. Creo que en estos momentos la competencia máxima del Ayuntamiento tendrían que ser los servicios sociales, pero como derecho de los individuos, no como caridad. Lo que está haciendo el Estado es descargar su responsabilidad de atender a los ciudadanos en las ONG y a eso se le llama caridad. Y la caridad estará muy bien para los católicos, pero yo tengo que exigir mi derecho a una vivienda digna, a un trabajo... Para mí ahora no es prioritario hacer calles nuevas o remozar calles antiguas. Hacer una gran plaza delante del Hospital o de Santa Clara no es prioritario. Arregla lo que es imprescindible. Mira, yo voy al Hospital Provincial a hacerme unas pruebas radiológicas cada cierto tiempo y a veces allí no puedes entrar de cómo huelen las cañerías. Cuando hay problemas de ese tipo sí hay que hacer obras, pero poner más bonita Pontevedra no es prioritario. Cuando la gente llega a los servicios sociales porque no tiene dónde vivir, el Ayuntamiento debe ofrecerle una respuesta, eso sí es prioritario. Las viviendas sociales, por ejemplo. Cuando yo dije que con los ingresos atípicos había que hacer viviendas sociales para la gente de Pontevedra, Mosquera me miró y me dijo: "Ti estás tola! Iso é cousa da Xunta".

Hace unos días la pudimos ver en LaSexta en un programa de investigación sobre Sinaí Giménez en el que habló de la polémica del mercadillo cuando era teniente de alcalde.

Yo creía que nadie veía La Sexta, pero después de ver la reacción de tanta gente por la calle ya me ha quedado claro que sí. Participar en ese programa solo fue un ejercicio de coherencia. Cuando fue duro de verdad fue cuando lo gestionamos. A mí lo que me movió en todo este tema del mercadillo era que había unas personas que tenían que pagar unas tasas y que había otras que por el morro de su jefe no pagaban, ocupaban los puestos que les daba la gana y aún por encima el trato que daban a sus propios compañeros de etnia era terrorífico. Esas desigualdades, se den en el campo que se den, es responsabilidad de los políticos atajarlas. Es una vergüenza ver a algunos que callan.

Nunca los políticos habían estado tan poco valorados.

Me da mucha rabia porque yo creo en la política. Cuando tuvimos el último Pleno lo dije y también dije que para mí la política sigue siendo un arte noble. Los políticos que hacen de la política algo detestable son los que se sirven de ella, en lugar de servir ellos a los ciudadanos. Bárcenas, Blesa... Cada día sale algo nuevo de corrupción. Me da mucho ‘noxo’. Hablo de políticos, pero también de empresarios, de banqueros... Se llevan millones y al mismo tiempo los españoles pagando el rescate de los bancos. ¡Y no pasa nada! La justicia cuando es tan lenta no es justa. Tampoco se ponen medios. Y lo mismo ocurre en la Sanidad y en Educación. Yo creo que tiene que haber una catarsis.

¿Podemos?

No estoy diciendo que esté a favor de Podemos, ni de estos ni de los otros. Solo hay que hacer un poquito de memoria. Transición. ¿Quién gobierna? Al principio UCD, herederos todos del franquismo. Cuando llega el 82 y se prevé la victoria del PSOE hay gente muerta de miedo. De la historia tenemos que aprender, vino el PSOE, gobernó y gobernó bien durante mucho tiempo. Luego la jodió, hablando en plata, pero el bipartidismo no tiene por qué durar eternamente. Además, yo creo que en España estamos en fase de formación en cuanto a democracia, nos falta mucho por aprender. ¿Qué pasa porque ahora haya otras fuerzas como Podemos, Ciudadanos, las Mareas...? ¿Quién te dice a ti que ahora puede haber otro periodo de cambio importante? Vamos a ver qué pasa. Lo que es tremendo son los ataques que están recibiendo.

¿Servirá todo este movimiento para que se pongan las pilas los partidos?

El funcionamiento interno de los partidos tiene que cambiar. No hay democracia interna en los partidos, estoy cansada de decirlo. Normalmente, hay cuatro o cinco ‘machitos’ que mueven los hilos. Yo no conozco a Tomás Gómez ni a Pedro Sánchez, pero las formas hay que cuidarlas. Eso del cambio de cerraduras... ¿Qué pasa? ¿Acaso estamos entre ladrones? La imagen que se da es terrible. Y a nivel autonómico o local es demencial. Ahí hay uno que va ‘artellando’ por detrás y dice: "Tú, porque me gustas a mí". El otro día escribí en Facebook la frase famosa de: "Qué buen vasallo si hubiera buen señor". La mayoría de los militantes socialistas son gente estupenda, trabajadora, entregada, fiel a su partido... pero los que mandan están metiendo la pata continuamente. Y supongo que lo mismo pensarán en el PP, en CIU...

¿Cómo ve el panorama en Pontevedra de cara a las elecciones?

En Pontevedra, si Dios no lo remedia, vamos a seguir teniendo Lores para rato, que me cae muy bien, pero yo creo que aquí también hace falta una ‘revolusionsita’, como se dice por ahí, porque no solo del modelo de ciudad vive Pontevedra. Eso es un ‘instrumento para’, pero no puede ser el fin en sí mismo y el BNG lo está convirtiendo en el fin en sí mismo. En cuatro mandatos hubo tiempo para cambiar el modelo de ciudad y que esto sirva para algo más.

¿Que contesta cuando le piden que vuelva?

Hace algún tiempo me preguntó una periodista: "Oye, que se habla mucho de ti, ¿vas a volver?". Yo me eché a reír y dije: "Puede que hablen mucho de mí, pero desde luego los que mandan no me pueden ver ni en pintura. Ellos sabrán por qué. Porque no soy obediente, no soy disciplinada... No lo sé. Pero es así".

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