El Pontevedra siempre ha recurrido a Pasarón para resguardarse del frío. En el acogedor calor del hogar ha tenido tiempo para recuperarse de los peores golpes recibidos. El regreso a casa vuelve a ser celebrado por el conjunto granate después del duro golpe del pasado sábado. El Sporting B es el peligroso invitado a la rehabilitación.
La derrota contra el Racing de Ferrol de la pasada semana despertó viejos fantasmas del pasado reciente: los malos inicios de partido, los malos resultados a domicilio, la incapacidad para darle la vuelta a un marcador adverso... Pero Luismi, consciente de que la goleada encajada en A Malata tuvo truco, recuerda que la imagen de su escuadra ofreció motivos para el optimismo. Y en Pasarón deberá confirmar esas razones.
El Pontevedra llevó la iniciativa y acorraló a su adversario a base de empuje, juego y ocasiones, pero con un 4-0 en contra tras un inexplicable comienzo, acabó con un 4-1 final que no reflejó su buena reacción.
Luismi confía en dar forma a esa buena imagen contra el Sporting B, un equipo plagado de talento y juventud, que goleó el pasado fin al San Sebastián de los Reyes y que perdió por la mínima en la primera jornada contra el Rayo Majadahonda. No es el mejor invitado a la fiesta.
Luismi no podrá contar con la presencia de Javi López, lesionado, y Mejía, fuera de forma. Adighibe sigue siendo duda. Lo será hasta momentos antes del principio del enfrentamiento, después de padecer molestias en el tobillo durante toda la semana que le impidieron trabajar al mismo ritmo de sus compañeros.
El terreno de juego de Pasarón ofrecerá su mejor aspecto para recibir al filial. El verano ha sido benevolente con la pradera de O Burgo, que se muestra como una alfombra para acoger el duelo de la tercera jornada.
El calor se prevé como uno de los principales rivales del espectáculo y de los contendientes. Habrá altas temperaturas a la hora de comienzo del envite, las 18.00 horas, aunque no superiores a las de otras ocasiones similares del pasado. Suceda lo que suceda, gane o pierda el Pontevedra, nadie se acordará del calor cuando acabe el envite.
