Residuos pequeños, pero muy peligrosos

Colillas y chicles acaban a menudo en el suelo, igual que los bastoncillos o las toallitas húmedas van al wc. El resultado: gasto millonario y daño al planeta
Los chicles pueden albergar hasta 50.000 bacterias. EP
photo_camera Los chicles pueden albergar hasta 50.000 bacterias. EP

LOS GALLEGOS separan cada día más y mejor la basura que generan en sus hogares y trabajos, incrementando poco a poco las tasas de reciclaje y proporcionando una segunda vida a muchos productos. Sin embargo, hay una serie de residuos, pequeños y cotidianos, que se suelen subestimar por su aspecto inofensivo. En lugar de ir a papeleras o ceniceros, su destino suele ser el suelo o el inodoro, donde con el paso del tiempo acaban acumulándose y generando un auténtico problema, tanto económico como medioambiental.

Para invertir esta tendencia, la Sociedade Galega do MedioAmbiente, dentro de su labor de concienciación, hace un llamamiento a los gallegos para que presten atención a esta minibasura, constituida mayoritariamente por colillas, chicles, toallitas y bastoncillos de algodón. En contra de lo que se cree, advierten desde Sogama, "nunca desaparecen" o en el mejor de los casos tardarán cientos de años en hacerlo.

Por eso es importante tomar conciencia de que no son residuos inocuos sino altamente contaminantes si no se tratan bien. Y el primer paso para invertir la mala praxis a la hora de gestionarlos es mentalizarse y tener muy claro un concepto: ni el suelo ni el inodoro son contededores de basura.

TODO AL SUELO. Por desgracia, cigarrillos y chicles alfombran nuestras calles y plazas. Se fuman 6 trillones de pitillos al año en el mundo y millones de esas colillas van el suelo. Pero el problema no es solo la cantidad, sino que el filtro acumula decenas de componentes tóxicos del tabaco, incluyendo sustancias químicas que después se liberan con el agua. Y entre todos los componentes nocivos alerta uno: el arsénico. Este metal pesado bioacumulable lo absorben las plantas y entra en la cadena alimentaria, tanto de los animales como de las personas.

Sogama recuerda que ni el suelo ni el inodoro son contenedores donde se puede arrojar la basura. Más en www.sogama.gal

Además, en el suelo, los pitillos comparten hábitat con los chicles. Millones de ellos acaban pegados a las aceras —un estudio islandés habla de que van al suelo un 95% de las 100.000 toneladas de consumo anual— y su retirada es carísima, ya que requiere maquinaria especial de alta tecnología y coste. Pero el verdadero problema de los chicles, más allá del gasto y la estética, es de salud, ya que albergan hasta 50.000 bacterias,constituyendo todo un problema de salud pública y una amenaza.

OJO AL WC. Y si el suelo no es un contenedor, el inodoro tampoco. Por eso Sogama recuerda que jamás se deben arrojar en él toallitas húmedas, material de consumo masivo por su comodidad pero que no se degrada como el papel, sino que al ser textil se deshace en fibras. Debido a su capacidad para atraer otra basura, acaban formando enormes bolas de residuos que atascan y revientan los saneamientos. La Asociación Española de Abastecimiento de Agua estima que esta mala costumbre de tirar la toallita al váter le cuesta de 3 a 6 euros a cada ciudadano, unos 200 millones de euros anuales.

Y de forma parecida se comportan los bastoncillos de algodón, que la UE prohibirá a partir de 2021 junto al menaje de plástico y las pajitas, que ahogan la vida en los océanos. El problema aquí no son las grandes bolas de basura sino que, por su diseño, los bastoncillos de algodón eluden todos los filtros y acaban en el mar, según la Marine Conservation Society (MCS), hasta representar hoy un 60% de la basura humana liberada en el saneamiento.

Sogama recuerda que ceniceros, papeleras y contenedores convencionales son los lugares para colillas, chicles, toallitas y bastoncillos, no el suelo ni el váter. Un gesto muy sencillo que agradecerán el bolsillo y el planeta.

Ejemplos
Colillas: Primera fuente de basura mundial
Se fuman 6 trillones de cigarrillos al año y 4,5 millones acaban en el suelo, siendo las colillas la principal fuente de basura mundial. Contienen químicos altamente peligrosos como arsénico y otras sustancias nocivas que se liberan al contacto con el agua y acaban entrando en la cadena alimentaria.

Toallitas: Atasco garantizado en las tuberías
Hay que mentalizarse de que las toallitas no son de papel sino textiles, por lo que se deshacen pero no desaparecen. En las tuberías atraen el resto de los deshechos y acaban formando grandes bolas que atascan y revientan la red. España gasta 200 millones al año en sacarlas, así que... ¡nunca al inodoro!

Bastoncillos: Casi siempre acaban en el mar
Son ya un 60% de los residuos de origen humano que circulan por las redes de saneamiento. Su diseño hace que eviten los filtros y acaben casi siempre en el mar, donde tardan en desaparecer hasta 300 años. Por suerte, la UE los prohibirá a partir del año 2021, igual que el menaje de plástico y las pajitas.

Chicles: Albergan hasta 50.000 bacterias
Cada año se consumen miles de millones de euros en chicles a nivel mundial y una buena parte de ellos acaban en el suelo. Se fabrican con polímeros sintéticos que no se biodegradan con el tiempo y lo peor es que es un residuo propicio para albergar bacterias, hasta 50.000. Todo un riesgo para la salud.

 

¿Sabías que...?
Actualmente ya se investiga el uso de filtros biodegradables en los pitillos y de hongos para asimilar sus sustancias tóxicas, así como el reciclaje de colillas como aislante de sonido. También trabajan en diseñar chicles ecológicos cuya base de la goma sea natural y bastoncillos de bambú y algodón 100% biodegradables.

Resolver las dudas
La Asociación Española de Normalización publicó la norma 149002:2019 sobre productos desechables en el wc. Y la Asociación Nacional de Perfumería e Cosmética tiene un código de buenas prácticas para el uso de las toallitas.

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