Opinión

¿Plus por cumplir?

EL AYUNTAMIENTO de Ponteareas aprueba dar una gratificación a sus trabajadores que cumplan al menos el 90 % de su jornada laboral. Una medida avalada por el pleno del Concello que sería digna de aparecer publicada en cualquier medio con motivo del día de los inocentes y que viene a demostrar cómo hemos dejado la gestión de la cosa pública en manos de aficionados y ocurrentes.

Las propuestas para frenar el absentismo en Administraciones y empresas no son excepcionales, pero sí lo es que se quiera premiar a los trabajadores sólo por cumplir sus obligaciones laborales. Lo habitual es que se penalice a los empleados con elevado absentismo sin causa justificada; o que se premie a los que en el desempeño de su trabajo estén por encima de sus obligaciones.

Durante los peores momentos de la crisis, el absentismo laboral se frenó. Se faltaba poco al trabajo por miedo a ser despedido. Ahora, los datos señalan que la tendencia ha cambiado y que se ha vuelto a los momentos anteriores a la crisis, en donde el absentismo había llegado a sus máximos niveles.

Según un informe elaborado por Adecco (referido no específicamente a funcionarios, sino al mercado laboral en general), Galicia figura entre las comunidades que presentan mejores datos en este campo y sus trabajadores están por encima de la media española en cuanto a horas efectivas trabajadas.

Las bajas por incapacidad temporal son la principal causa de absentismo, por encima de otras como maternidad, paternidad o permisos. Según ese mismo informe, el coste total del absentismo aumentó un 10% el último año y supuso 68.500 millones de euros en prestaciones de la Seguridad Social y costes a las empresas. Cabe destacar a su vez que España, Suiza, Dinamarca o Finlandia aparecen como los países con mayor nivel de absentismo, siendo a su vez estos países donde resulta más fácil conseguir bajas por enfermedad.

En cualquier caso, la cuestión que nos ocupa es determinar si se puede o se debe evitar el absentismo laboral acudiendo al pago de incentivos, o por el contrario a de recurrirse a otros medios.

La medida que se propone en Ponteareas, más que paradójica parece disparatada, pues deja mal a los que premian sin sentido con el dinero de todos, a los que reciben ese premio sin cumplir el 100% de su trabajo, y por supuesto, deja peor a los que no lo reciban porque ni siquiera llegan al 90% de cumplimiento de sus obligaciones laborales.

Las sociedades necesitan principios, reglas, normas que los ciudadanos tenemos que cumplir para que todo funcione, porque, citando a José Martí: "el deber ha de cumplirse sencilla y naturalmente". Las obligaciones deben ser tan irrenunciables como los derechos, porque en sentido contrario generaremos una sociedad de vagos, necios y egoístas, con una cultura de hacer solo lo que gusta o no cuesta y no más.

Podemos llegar a ser tan ridículos que acabaremos premiando doblemente a los que hacen bien su trabajo, o tan solo lo hacen, y por supuesto no penalizaremos a nadie, aunque no cumplan, no vaya a ser que se nos acuse de discriminación.

El escritor inglés Charles Kingsley nos da una buena clave cuando afirma que "La única forma de regenerar el mundo es que cada uno cumpla con el deber que le corresponda". Este puede ser el camino y no el pago de incentivos y pluses.

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