LAS ALTERNATIVAS de poder no solo son necesarias, también son imprescindibles para que no decaigan ni la salud democrática ni la capacidad de gestión, pero cimentadas en criterios sensatos y decorosos y no con el trivial pretexto de «quítate tú que me pongo yo», que es en muchos de los casos lo único que aportan quienes alcanzan el relevo, sin ofrecer nada a cambio, nada que enmiende o transforme lo anterior, y por tanto ninguna mejoría. Escribía Fermín Bocos en este periódico que la ideología de un amplio espectro de la militancia socialista que dice apoyar a Pedro Sánchez en su pretendido retorno a liderar el PSOE se resume, en esencia, en «estar en contra del PP», lo cual parece un planteamiento de cortísimo recorrido, que se agota y esfuma en la inconsistencia, en el vacío de contenido. Un suspiro, una bocanada de impotencia y de autoengaño. Si lo que llaman refundación de un partido que gobernó España durante varias legislaturas consiste solo en el intento de descabalgar a la derecha por el mero hecho de que es la derecha, sin otro bagaje en la chistera del recambio, Rajoy y los suyos pueden dormir a pierna suelta. Por mucho tiempo.
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